Seamos sinceros. Cada victoria, cada punto, que el Cádiz consiga esta temporada va a tener que ser logrado con sudor y lágrimas. Esta plantilla, cogida con alfileres, tendrá que pelear cada partido como si fuera el último y hacerlo en el campo mostrándose como un equipo sólido y compacto. Aquí no hay individualidades o genialidades que decidan por sí mismas un resultado. En Sevilla se olvidó con el 1-2 quienes éramos. Quizás el primero que lo hizo fue el propio Raúl Agné. Pocos se explican que estando Jorge Luque convocado éste no fuera uno de los cambios una vez conseguida la remontada. Es comprensible que tuviera que arreglar demasiadas cosas durante el encuentro, pero comenzó con las menos importantes y no por dar ese equilibrio necesario en la medular que el cordobés es capaz de hacer.
 
Comprensible también es que habiendo encontrado un once en las últimas jornadas, las bajas de tantos titulares hicieran complicado mantener lo que en semanas atrás se había logrado. Porque, no nos engañemos, tampoco hay mucho donde rascar en el resto. Tan solo Aitor Núñez estuvo a la altura.
 
Dicho esto, comprenderán que yo sea de los que mire más hacia abajo que hacia arriba. De los que piensen que hay que terminar como sea esta temporada en puestos de salvación por muy ambicioso que se quiera ser y asumir ya el fracaso de no conseguir el ascenso. Para eso quiero puntos y ayer se dejaron escapar tres en Sevilla que no debieron irse. Quedan doce partidos y estamos donde estamos.


Miguel Ángel Vallecillo
Redactor de Portal Cadista

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