La Crónica Daltónica: Cádiz C.F. 1 - Elche C.F. 1



José Manuel Ramos «Pichili» / PortalCadista.com
Dice un ancestral proverbio escocés: “McAnthoniet, McAnthoniet, if you don’t know in train are, little Francis introduce?”, que traducido resulta, Antoñete, Antoñete, si no sabes en tren ar, ¿Pa’quete metes?

Los proverbios son como los refranes, que nadie se acuerda de Santa Bárbara nada más que cuando truena y cuando es el santo de mi tía Bárbara que, por cierto, poco honor hace a su nombre. ¡Qué fea es la japuta! Esperemos que el Cádiz no truene allá por el mes de junio.

[Sigue...]

El Cádiz saltaba al terreno de juego con su once de gala, aunque debería decir con su once re-gala, porque hay que ver con la apatía y desgana con la que salen los muchachos, regalando la primera parte a su rival.

Hubo dos partes bien diferenciadas, la primera y la segunda. Entre ellas, un merecido descanso.

La primera parte fue aburrida tirando a ofú, con un Elche bien plantado en el campo, lógico por otra parte, teniendo en cuenta el famoso Palmeral de Elche. Nada que ver, por supuesto, con el parque de los terrenos ociosos de astilleros que ya va para ocho años que tendría que estar construido, a menos que sea un parque de bonsáis y mi escasa vista me impida verlo. Ah, no, que era un parque de bomberos el que iban a poner. Perdón.

De inicio Calderón –hábil estratega- había dado el manejo ofensivo a la dupla Fleurquin-Rivas y verdaderamente que su juego ofende. Ofende a los amantes del fútbol, a la inteligencia y a todos los tratados de decoro y buenas costumbres. El centro del campo del Cádiz más que creativo es recreativo, o sea, de futbolín, los dos jugando pegados como si estuvieran ensartados en una barra cual espeto de sardinas.

A esto que va Raúl Martín, que ha demostrado que es un gran jugador en todos los equipos que ha estado menos aquí -otro claro exponente de La Maldición de Jordao- y se tira fatal simulando un penalti. Ni para el FIT. Tarjeta amarilla.

Termina la primera parte con más pena que gloria y el árbitro ordena que los jugadores vayan a vestuarios. Obviamente, en el Cádiz sólo bajó Gustazo López porque los demás jugar jugar pues va a ser que no.

Comienza la segunda parte exactamente igual que la primera, esto es, con el pitido del árbitro, pero lo hace el equipo que no había sacado antes y que jugaba en la otra parte del campo. Este párrafo, aunque obvio para la gran mayoría, lo escribo por si algún jugador lo lee y así va entendiendo según qué cosas del deporte que practica.

A los seis minutos se produce la mejor jugada: patadón que recibe Gustazo López y corren a atenderlo el médico y el fisio del Cádiz. Ante la gravedad, tiene que intervenir la Cruz Roja y en una carrera desesperada (con música de carros de fuego y cámara lenta) por ver quien llega antes y, por tanto, se lleva la comisión por la intervención, una oronda y simpática camillera efectúa una espectacular caída marcando en la misma los tres tiempos (soltar la camilla, movimiento de brazos imitando el grácil vuelo de la garceta real antes del apareamiento y, por último, posterior hincamiento de rodillas con doble voltereta ma non troppo hasta el espatarramiento final). A pesar de que el público insistió en que lo repitiera la admirable camillera se negó en rotundidad. “El que quiera música que la pague”, comentó posteriormente a los medios.

Los jugadores del Cádiz, que son flojos pero no tontos, viendo que la camillera podría volver a intervenir y, lo que es peor, caer en lo alto de alguno, se despertaron del letargo y comenzaron a jugar.

En el marcador de la Junta… nooo, que es broma, en los marcadores se anuncia el número de ilusos que acudimos: 12.978 en las gradas y Carranza estadio de colaos en el palco. Por la megafonía se recuerda que el viernes hay que donar sangre… para los jugadores. Los primeros voluntarios son Nano, Parri y Gonzalo Vicente.

A esto que Calderón –hábil estratega- chasquea los dedos y grita ¡Eureka! que en griego significa lo encontré y en escocés significa llama a Dani.

La banda de la izquierda, la de los López, Raúl y Gustavo, le gana la partida a la banda de la derecha, la de los Pin y Pon, Cristian-no Ronaldo y Enriquinho. Cristian es Pin por lo pequeñito que es y Enrique Pon, por la de veces que se cae o se tira.

Así las cosas, jugada de los López, centro medido de Raúl y Dani cabecea a la red y se caga en las castas por bajini de uno que yo me sé –hábil estratega-. Venga que ya ganamos, vamos a aguantar y tres puntos para la buchaca.

Pero no, sale Bezares para contener y hay que contenerse con el cambio que hace el mister. El sangangui que tenemos hace acto de presencia en forma de asistencia de Fleurquin al del Elche y Abraham no mete la pierna pero sí la mano y penalti y expulsión. Nuestro particular para penaltis adivina perfectamente el lado contrario por el que se cuela la pelota. Gol. Empate y pal cajón.

A los aficionados del Elche que vinieron a animar a su equipo y disfrutar, enhorabuena por el punto conseguido y a esos ilicitanos de ilícita mamá que vinieron a insultar y cantaron lo de "a segunda be, a segunda be", solamente recodarles una cosita: Bocoya, Juan José, Amarillo, Dos Santos, Hugo Vaca, Manolito, Luque, Mane, Choquet, Mejías y Zúñiga. Luego entró López.

En fin reparto de punto y ya sabemos quienes van a jugar el sábado en Chapin: los funcionarios de Justicia, porque todo el que protesta, a la siguiente jornada juega en el Cádiz.

En un alarde de súbito espabilamiento Calderón –hábil estratega- ha encontrado la solución a los problemas: la culpa es de la hora. En Canarias perdimos porque jugamos una hora menos y hoy empatamos porque jugamos una hora más. Menos mal que ya no quedan más cambios de hora. A ver cuándo llega la hora del cambio.

Dice un ancestral proverbio gaditano: Si con metértela te he ofendido, con sacártela estamos en paz. Sin traducción.

Abrazos cadistas.

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