No cabe duda de que Julián Rubio ha sabido jugar al ratón y al gato escondiendo el once que saltaría a La Rosaleda. Y que no solo ha sorprendido a Muñiz, también ha dejado un poco noqueada a toda la hinchada cadista que no alcanzaba a comprender los criterios seguidos por Julián para su debut en el banquillo cadista.
De entrada, ya sorprendía a propios y extraños con la configuración de la convocatoria, donde hombres como Kosowski o Bangoura quedaban fuera de la misma. La entrada de De Quintana en la misma también producía sorpresa. Pero el bombazo se producía cuando los medios radiofónicos avanzaban la alineación amarilla antes de que tuviéramos imágenes a través de la TV.
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La ausencia de exteriores en el once inicial, la alineación de los tres delanteros centro a unísono y la entrada de de Quintana en el eje de la defensa, se hacía incomprensible para miles de oyentes. Intuyo que Julián Rubio se habrá basado en los informes físicos que le ha aportado Lorenzo Buenaventura para entender que tanto Enrique como Gustavo López podrían ser más determinantes durante el transcurso de la segunda parte.
El Cádiz C.F. que hemos visto hoy ha sido “diferente” aunque con algunos vicios adquiridos que costará quitarse de encima, como la ausencia de disparos a puerta. Pero al menos, yo lo he visto como un equipo que ha saltado al césped sin complejos. Afrontó bien el inicio de partido aunque a mi entender, abusó en exceso de la agresividad, lo que le llevó a acabar la primera mitad con cuatro amonestados. De todas formas se vio un equipo que jugaba a “eso”, a estar cohesionado y que por momentos intentaba elaborar el juego, aunque volvimos a ver mucho pelotazo sin sentido. De todas formas, el Cádiz pareció estar más entero que su rival a la llegada del descanso.
La segunda parte ha cambiado en tanto en cuanto el Málaga se jugaba el todo por el todo e intentaba una y otra vez cercar el área gaditana, aunque bien es cierto que tampoco es que creara mucho peligro ante Limia. Después llegó la expulsión de Bezares, que era algo que casi se veía venir y los hombres de amarillo se pusieron todos a una a redoblar esfuerzos para que la falta de un hombre no hiciera mella en el marcador.
Desde entonces y hasta la llegada del pitido final el Cádiz se dedicó a guardar con recelo el punto que tantos hubiésemos firmado antes de iniciar el desplazamiento y que solo podremos saber si es suficiente dentro de quince días.
Julián Rubio puede estar orgulloso hoy del esfuerzo realizado por sus jugadores que han recurrido al fútbol práctico alentados por la necesidad.
Esperemos que este fútbol no se convierta en la seña de identidad de lo que ha sido el Cádiz a lo largo de casi su centenaria historia, ya que aunque algunos quieran pregonar que el Cádiz debe de apelar a la garra, ahí está la historia para demostrar que el Cádiz siempre ha sido un equipo con peloteros que han sabido mimar el balón.