José M. Ramos «Pichili» / PortalCadista.com

Como dijo Hillary Clinton cuando perdió todas las opciones en la carrera por acceder a la Casablanca, “ahora mismo veo la cosa muy negra”.

El Cádiz está realizando una temporada de lo más circense. Comenzó con las payasadas de los clowns Arturete y Antoñín, con el famoso y desternillante numerito “mira mira que te doy, mira mira que te quito” y la va a terminar caminando por la cuerda floja por encima del precipicio. Y encima vacilando, porque lo hace sin red.

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Quien avisa no es traidor sino avisador y desde hace una semana avisamos que se estaba vendiendo la piel del oso antes de cazarlo. Para colmo de males el gran delantero fichado por Barla en el mercado de invierno, el ¡hombre, un gol! protagonizaba un desagradable incidente del que no pienso pronunciarme porque desconozco los hechos, salvo lo comentado en la prensa. Ahora que viendo como maltrataba a la pelota…

Durante la semana se había dudado de la profesionalidad de los jugadores del Sevilla. Por lo visto en toda la temporada, de la de los del Cádiz ya a nadie le cupo la menor duda.

El Sevilla se plantó en Carranza con unas cuantas bajas y el Cádiz con unos cuantos bajos. Resultado, no pillamos una de cabeza ni de coña. El gran revolucionario camarada Rubionovich puso de nuevo en el once inicial a cuatro centrales y un líbero. Como sonó la flauta en Málaga pensaba que lo mismo aquí sonaba el flautín. Como buen revolucionario, se mantuvo en sus principios y en ataque repitió el rombo Parri, Natalio, Gastón, Dani. Estos jugadores no han visto en su vida el Mago de Oz y, por tanto, son incapaces de marcarle un gol al arco iris.

A los quince minutos parecía que quien se jugaba la permanencia era el filial blanco porque Abraham no daba con la tecla de la creación. El central reconvertido en medio centro hizo durante el partido un centro y medio. Pases en profundidad dio uno o ninguno. Parece que se va al Legia de Varsovia. Me parece bien. Justo eso es lo que hace falta en el vestuario cadista, una limpieza con mucha lejía y mucho zotal.

El Cádiz tuvo un par de ocasiones: un trallazo de Fleurquin a la madera y un tiro de Natalio que provocó una gran intervención de Javi Varas. Otra intervención bastante menos afortunada es la que efectuó la fuerza de orden público a la salida del estadio.

Pablo Sánchez, muy a su pesar, no tenía más remedio que cachondearse de nuestro lateral izquierdo. El ex cadista jugó un gran encuentro, demostrando a sus detractores que es muy difícil que pierda una pelota, que sabe dar asistencias por la banda derecha y que siempre crea peligro en sus acciones de ataque. Vamos, igualito que Parri, Enrique o Kowasoski, por poner ejemplos de los que juegan en banda derecha. Pero claro, no está en la agenda de Barla, agenda que, por otra parte, debe ser de esas del todo a cien y que tienen tres letras juntas por cada página (ABC, DEF…WXYZ).

En esta primera parte, el librero Parri realizó una gran labor clasificando por orden alfabético todos los ejemplares disponiéndolo en las estanterías primero por autor y luego por título. Hablando de libros, recomiendo la lectura de “Alma cadista”, un recopilatorio de los geniales artículos de David Almorza. Aunque, dadas las circunstancias, yo lo hubiera titulado Almax cadista porque a estas alturas más de uno tiene ya la úlcera reventada.

En el descanso, los 16.668 espectadores comentaban que estaba todo hecho. Algún gracioso indicó que había algunos flecos como que los del Sevilla querían también el i.v.a. y que como eso no es declarable pues…. Todo mentira, obviamente, y producto de la calenturienta imaginación de lenguaraces anticadistas.

La ovación de la tarde se la llevó Pablo cuando fue cambiado. De los pocos que jugaron ayer en el césped del carranza que sienten los colores de su equipo.

En la segunda parte, más de lo mismo. Gustazo López aporta la calidad entre tanta mediocridad pero sus centros son desaprovechados por Medina, perdón, quiero decir Casas y Dani.

Como veían que el Cádiz no marcaba el Sevilla atlético lo intenta en dos ocasiones en sendas faltas a su contra dejando rematar a los jugadores del Cádiz, pero ni por esas.

Es justo destacar un par de intervenciones de Limia, nuestro guardamenta (así conocido por la tranquilidad y relajación que demuestra bajo palos, que le viene de ingerir cantidades industriales de menta-poleo dos minutos antes del comienzo de cada partido).

Al final la liga es el torneo de la regularidad y a cada uno lo pone en su sitio. El Cádiz ha demostrado durante todo el campeonato que es un equipo muy regular, regular tirando a malo. Ojalá el domingo a las ocho de la noche haya cuatro equipos peor.

Pase lo que pase en Alicante, tienen que temblar los cimientos de Carranza, abrir puertas y ventanas en todos los estamentos del club y que entre aire limpio y fresco. Igual el mochuelo vuelve a irse con sus olivos. O no. Pero esa será otra historia.

En fin, lo dicho, que la cosa está muy negra pero no se preocupen porque, como ustedes ya saben, soy daltónico y veo las cosas desde otro color.

Abrazos cadistas.




P.S.: Como no soy de esos admirables cadistas que van pegarse la paliza de ir hasta Alicante a animar a esa panda de malutos que tenemos por equipo, las crónicas daltónicas se despiden por esta temporada, Dios mediante.

Mi agradecimiento a todos los que perdisteis vuestro tiempo leyéndolas, a los que postearon –a favor y en contra- porque me “obligaron” a intentar mejorarlas semana a semana, y al gran Minibuda por las fotos de cabecera en la web.

Y especialmente a Guille, Julia y Rosa, a los que robé horas de cariño y atención por esta inexplicable y maldita pasión amarilla y azul.

Y como no, a los jugadores del Cádiz, auténticas musas e inagotables fuente de inspiración.