La Crónica Daltónica: Cádiz C.F. - Granada 74 C.F.

La Crónica Daltónica: Cádiz C.F. - Granada 74 C.F.


Como me dijo mi querido profesor de segundo de B.U.P. aquella tarde de septiembre del 85 en la que me examinaba por enésima vez de los Reyes Católicos, los Austrias y los Borbones y se me quedó la mente completamente en blanco: “Aquel que olvida su historia está condenado a repetirla”.

El 7 de septiembre de 2008 quedará marcado en los anales de la historia. Las seis de la tarde. Nos bajamos del autobús. Era su primera vez en la segunda be. Su primer partido en Carranza. Nuestro primer partido juntos. Henchido de orgullo y satisfacción caminaba con mi hijo para presenciar la vuelta a la cruda realidad.

En el corto espacio que hay desde la parada hasta la puerta de entrada nos entregaron un ejemplar de la revista “tu equipo”, uno de “¡Ese Cadíz… oé!” otro de “Nuestro Cádiz”, además de un panfleto informativo de la asociación de “cadistas economistas (por unas cuentas sanas)” y una hoja parroquial con el santoral de septiembre. El niño extrañado me preguntó que si tan aburrido era el partido para que tuvieran que darnos tantas revistas para entretenernos. No supe qué contestarle.

Vamos a la tienda que te voy a regalar la bufanda de la suerte. Estaban de ofertas. Con la compra de una camiseta del año pasado te regalan la pegatina de “cuantotepones.com” para que la coloques encima de cualquier electrodoméstico y un pin de la Federación de Peñas para estancias en el palco a perpetuidad. Trae unas tijeras, recortale las mangas. Ea, ya tiene el niño la camiseta de esta temporada.

Nada más sentarnos y absorto por el impresionante y colorista ambiente que los once mil y pico abonados dan al requeteremodelado nuevo viejo Carranza el niño exclamó boquiabierto: “estoy aburrido”. La leche que yo mamé.

El Cádiz de Gracia saltó al terreno de juego con las ideas muy claras: el que marque gana. Esa es la consigna. Para empezar, un portero que saca en largo y llega hasta el otro campo; una defensa con Cristian y Raúl subiendo la banda con peligro y fuertes atrás y con Fragoso y De la Cuesta sin contemplaciones; un centro del campo mágico con Ormazábal, Caballero y ¡Fleurquin tocando! y una delantera creando ocasiones con Enriquinho en su salsa Rubiato y Juanma. La gente no daba crédito y los bancos tampoco. Un equipo vestido de amarillo jugando al fútbol en Carranza. ¿Desde cuando no se veía eso? Niño, cuidado con las piernas que no veas como estas poniéndole la camisa al señor de la fila de abajo.

El Cádiz llevaba todo el dominio cuando de reperente, “papí, pipí”. ¡Joé!, venga hijo mío vamos a los retretes. Los retretes de Carranza escamondaos del todo no están pero tienen una sonoridad impresionante porque escuché perfectamente el grito al unísono de todo el estadio cuando marcó el primer gol. ¡Que niño más inoportuno! ¿Quién ha marcado? Juanma ¿el de la casa de tu vida? Ah, no, el once. Vale. De ahí al descanso, sigue el dominio del Cádiz que mereció un mejor resultado, sobre todo un tirazo de Ormazábal que se estrelló en el larguero.

En los fondos nada cambia. Animación total, Cánticos, pancartas, etc. En tribuna los entrenadores permanecen callados a la espera de que pasen las jornadas. En preferencia la gente está muy entretenida viendo a 9 ó 10 de seguridad intentando recuperar un balón “extraviado”. Al cierre de esta edición los nuevos hombres del Harrelson aún lo están buscando. Como preferencia es la sede de los Juzgados de lo Penal, aclarar que el delito ya ha prescrito.

La segunda parte comienza como se preveía. ¿Con el Granada-74 más abierto y el Cádiz a matar el partido al contraataque? No, con el niño que quería chuches. Como soy bastante previsor le dí el plástico entero para que así estuviera entretenido y me dejara ver el fútbol tranquilo. Gominolas, gusanitos, patatas, chupachus… No te tragues el chicle.

El Granada-74 sale a por el empate y el Cádiz, bien replegado, a esperarlos a la contra. En esta fase se vio menos fútbol, por dos cosas principalmente, una porque hubo bastantes faltas y algún que otro conato de bronca sin maldad ni mala fe y otra porque el joío niño se tragó el chicle y estuve más tiempo pendiente de comprobar que respiraba sin dificultad.

Hasta que llega la jugada del partido. En el sesenta y cuatro se acabó el setenta y cuatro. Balón que llega a Caballero, auto-pase de categoría internacional, internada por la banda izquierda y centro medido a Enriquinho que, en su salsa, marca de tiro raso. Gran gol que puso a todo el estadio de pie. Bueno a mí no porque no pude. Gracias a Dios el niño no se había tragado el chicle. Lo había pegado en mi asiento, cosa que impidió que me levantara a celebrarlo.

De ahí al final los mejores minutos. El niño se quedó dormido entre dos asientos. Buen partido de los de Gracia ante un buen Granada-74 y primera victoria en Carranza. Como dicen muchos, esta temporada Carranza tiene que ser un fortín y no un “frotín” como el año pasado, que todos los equipos se frotaban las manos porque sabían que con poco ganaban.

En fin, como olvidamos nuestra historia estamos condenados a repetirla. Que no sea por nueve años. Yo he aprendido de mis errores y para el próximo partido el niño se queda en casa con la mare que lo parió. Esto no ha hecho nada más que empezar pero tiene buena pinta. A ganarle al Portuense en buena lid.

“¿Ya ha terminado el partido? ¿Cómo ha quedado? Papi, tengo hambre. Vamonos pa casa”. ¡Esto ha sido inolvidable!

Abrazos cadistas.

José Manuel Ramos «Pichili»
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