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La Crónica Daltónica (desde otro color): Cádiz 1 - Rayo Vallecano 1
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22.03.2010 |
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Como dijo el director de la orquesta del Titanic sotto voce a su cuerda de violines, “no les hagan caso y sigan tocando, que verán como al final se quedan helados”.
La semana venía marcada por la colocación de la primera piedra de la cuarta fase de la remodelación del nuevo-vetusto estadio Ramón de Carranza con el ayuntamiento de Cádiz sin… prisas. Al bonito acto acudieron políticos y técnicos hasta que dio comienzo el principio… el principio de Arquímedes, que como todo el mundo sabe, indica que “todo cuerpo sumergido (la primera piedra y sus objetos) en un fluido estático (agua de lluvia en el boquete donde quieren poner la primera piedra) será empujado por una fuerza vertical ascendente (pa´rriba) igual al peso del volumen del fluido desplazado por dicho cuerpo (lo mismo que mete rebosa)…” por mucha arena que le echen en lo alto, que se le olvidó decir al sabio de Siracusa. Hombre, lo digo por el bien de la humanidad y para que no vuelvan a hacer el ridículo espantoso en el caso de que haya una quinta fase, con todas las cosas por ahí flotando. Eso o que no llamen a todas las televisiones para inmortalizarlo. De nada.
La mañana comenzaba de categoría y decidí irme a comer a Cadi-Cadi con la parienta y los dos churumbeles. Nada más llegar a las inmediaciones de San Antonio me vi envuelto en un tumulto –como la piba de la colonia que paseaba por la Kasbah-. Asaltantes franchutes contra defensores gaditanos doceañistas luchaban por ver quién se hacía con el control de la puerta de Los Italianos, un enclave de máxima importancia en la defensa de la ciudad. Como no queríamos molestarlos con sus jueguecitos, a pesar de que el más joven no cumple más los cuarenta, intentamos pasar lo más rápido posible y con la niña en brazos me dispuse a hacer mutis por el foro, justo en el momento en que los amables soldaditos invasores decidieron disparar sus fusiles pegando un petardazo en mi oído interno izquierdo que me dejó sordo como el ex entrenador del Betis hasta bien entrada la tarde. Total que entre la conmoción con la sordera, la niña esmorecía llorando con el susto de los triquitraques de los disparos, el niño que tenía carita de síncope asustado por los gritos de los defensores gaditanos, pusimos norte a la Plaza Mina. Allí nos sentamos a comer y creo que algo de cara de guiri se me quedaría porque después de pasar más de media hora desde que nos tomaron nota nos deleitaron con un solomillo ibérico de estero, que no había visto la sierra ni en el camión en que lo trajeron, un bacalao para mi esposa al estilo Walt Disney, o sea, completamente congelado, y una presa para los niños que más que presa era simplemente detenida. Eso sí todos los platos hacían honor al nombre del bar, “El Templaete”, porque caliente del todo no estaban. Gracias a Dios, se apiadaron de nosotros y no nos cobraron el bacalao. El solomillo sí porque al estar pasado por la parrilla ya no pueden volver a congelarlo. O igual sí, que es que yo de Nouvelle cuisine mucho no entiendo.
Rendía visita a Carranza el Rayo Vallecano con la necesidad de los puntos en juego. Por el Cádiz jugaron Ca..lla, Cif.., ..úl…pe.., …goso, De … …ta, Fl..quin, …ce, Abr…m, …qu.., Lóp.. S..v.. y To..dtl…, o eso, al menos, dijeron por la megafonía.
El Cádiz salió con el mismo guión de los últimos partidos, esto es creando ocasiones, mandando en el campo y jugando con mucha intención, a pesar de que la primera ocasión fue para Piti, un futbolista que tiene una hermana bruja en Cádiz, que salva Casilla in extremis.
Fruto del buen juego local, en el minuto veinte, López Silva pone un centro preciso por banda izquierda, Enriquinho –muy adobado toda la tarde- hace una dejada de cabeza al centro para que Toedtli en posición inmejorable ceda a Abraham que de fuerte disparo raso bate al meta Dani mientras que su defensa admiraba los destrozos de tribuna. Por cierto, que la zona de tribuna me recordó a las fotos que nos mandaba cuando mi cuñado Paco estuvo sirviendo a la patria en Sarajevo, aunque él más que servir en el fondo lo que hacía era estorbar.
El gol puso al equipo rayista como un flan, obviamente Dhul, y las ocasiones cadistas para ampliar el marcador se sucedían sin solución de continuidad. Pero como siempre, la falta de puntería en el último instante y la diosa Fortuna Imperatrix Mundi, que ha dado momentáneamente la espalda al cadismo, hacían que el equipo amarillo se fuera al descanso con un exiguo uno a cero.
La segunda parte comenzó igual que la primera pero con los equipos cambiados de campo y una hora más tarde.
El Rayo salió como un trueno a por el empate, aprovechando el cansancio de un Andrés Fleurquin que destacó en el centro del campo hasta que las fuerzas le abandonaron. Lógico debido al largo periodo de inactividad. El bravo centrocampista charrúa realizó un buen partido.
El equipo madrileño se desbordaba y creaban peligro con rápidas incursiones que la defensa cadista, con un Julián de la Cuesta muy acertado a los mandos, se mostraba más ordenada y mejor colocada que en pasadas actuaciones, y se encargaba de abortar aunque con más apuros que los que pasó la alcaldesa con la cuchara de la excavadora derribando la tribuna.
En el minuto sesenta y cinco, Toedtli realiza una innecesaria falta a Pachón al borde del área. Casilla, coloca a la perfección la barrera, coge su cincel, su martillo, su trozo de mármol de Carrara y realiza un pedazo de estatua que no la supera ni el David de Miguel Ángel. A pesar de que la ejecución de Albácar –un jugador que huele de categoría- fue perfecta, yo creo que Casilla pudo hacer algo más. “Sí, yo también pensaba que podía haber hecho algo más, pero es que me quedé corto al elegir el trozo de mármol y ya no me daba para otra figura” declaró compungido a los medios.
Con el empate, el Rayo recula y Espárrago mueve ficha dando entrada a Tristan y Ogbeche, que sigue de baja. El de La Algaba se mostró muy participativo en el empuje final y pudo haber decantado el partido a favor del Cádiz si hubiera llegado a una peinada de Enrique en los últimos instantes.
También tuvieron su oportunidad Abraham por parte cadista y Angango por los visitantes, pero el marcador ya no se movió más. Bueno me refiero al marcador manual, que se ha movido de tribuna a preferencia, no a los videomarcadores que hace tiempo que dejaron de funcionar. Para el Vicente-ná rio ya estarán arreglados. ¡Arreglados estamos!
Total, que reparto de puntos y buen rollito histórico entre las aficiones cadistas y vallecanas al principio, durante y al final del encuentro, sin necesidad de hermanamientos cainitas, en una fiesta del fútbol que ojala se repita la próxima temporada.
En fin, un puntito más, una jornada menos. No queremos ser pesimistas pero o vamos sumando pronto de tres en tres o al final le daremos la razón el director de la orquesta del Titanic y nos quedaremos helados. ¡Icerberg, iceberg, iceberg la segunda berg!
A por el Real Unión.
Abrazos cadistas.
José Manuel Ramos «Pichili»