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Kiko, no cargues con toda la culpa
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23.03.2010 |
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La remontada del pasado domingo no había cegado a gran parte de la afición. Mientras que los más optimistas quisieron ver en el partido ante el Albacete un punto de inflexión en la trayectoria del equipo; los más pesimistas, la mayor parte de la afición, no se dejaron llevar por la euforia y vieron esa reacción como un ataque de rabia que había permitido remontar un partido, pero poco más.
Y la cruda realidad no ha tardado en hacer acto de presencia. El viernes, en Cartagena, el Cádiz volvió a toparse con la que, a día de hoy, es su verdadera situación. Su cruda realidad. Y eso que el equipo comenzó ganando, e incluso tuvo la ocasión de sentenciar al equipo blanquinegro con la ocasión marrada por Toedtli al inicio de la segunda parte. Pero nada, los ya clásicos errores defensivos permitieron al equipo murciano dar la vuelta al partido sin tener que realizar sobreesfuerzo alguno.
En el once titular había algunos cambios. Mansilla, uno de los más criticados por la afición, no estaba en el once titular, ni siquiera en la convocatoria. El centro de la zaga estaba formado por Álvaro Silva y el veteranísimo Raúl López. A su lado, Cristian y Cifu en los laterales. En el centro del campo, López Silva comenzaba el partido desde el banquillo, y el doble pivote estaba formado por Fragoso y Erice, con Ramis y Enrique en las bandas. Abraham ejercía de enganche con el argentino Toedtli de ariete.
Y me queda uno por nombrar, el portero Casilla. Parte de la afición le señala como uno de los grandes culpables de la situación del equipo. Para mí, no es, ni mucho menos, el máximo responsable. Está claro que encaja muchos goles, pero muchos de ellos son inevitables. En el partido del viernes, sin ir más lejos, fue el responsable de que el partido llegara al descanso con 0-1 haciendo un paradón minutos antes del descanso. En la segunda parte, encajó cuatro goles. Es cierto, pero creo que no fue el culpable directo de ninguno de ellos. Algunos le culpan del primero; un córner que cede, inexplicablemente, Raúl López y que remata el delantero cartagenero a medio metro de la línea de gol con la pasividad de Álvaro Silva. Es cierto que Casilla introdujo el balón, pero Toché remató sólo y el rechace del larguero era insalvable.
El segundo fue otro gol de chiste. Raúl López volvió a demostrar que no está para estos trotes, y mucho menos para jugar en una posición que no es la suya, y defendió al atacante cartagenero a una generosa distancia de dos o tres metros; y eso, dentro del área, es un gol seguro, como así sucedió. Lo más sangrante es que el delantero del Cartagena era el “Gigante” Víctor, ese jugador que siempre se ha caracterizado por sus goles de cabeza…
Con el equipo totalmente roto, llegaron el tercer y el cuarto gol, dos llegadas por banda ante las que nada pudo hacer el portero cadista. Es cierto que Casilla encajó cuatro goles, pero ni mucho menos es el culpable directo de ellos. Pudo estar más o menos acertado, en este caso desacertado, pero los errores más graves no les cometió él. La fragilidad defensiva está condenando al equipo, pero la defensa empieza desde el delantero.
Un delantero que da la cara pero no define, un doble pivote que no crea juego, no destruye y no aporta nada, dos centrales que regalan goles cada partido y un portero muy nervioso por las críticas que recibe injustamente, son ingredientes suficientes para que el Cádiz esté cada vez más cerca del pozo de la Segunda B. Pero no sólo los jugadores son los culpables. A mi modo de ver, Espárrago tampoco está respondiendo a las expectativas. Cierto que no tiene una plantilla de muchas garantías, pero muchas de sus decisiones dejan mucho que desear. Y si a todo ello le unimos el “gran trabajo” realizado por la directiva para reforzar al equipo en el mercado de invierno…
Para terminar, únicamente repetir la frase inicial: ¡Kiko, no cargues con toda la culpa!
José Rodríguez