Opinión: Domingo de Resurrección

Domingo de Resurrección

  04.03.2010   Favoritos / Compartir

 

Tarde calurosa y primaveral en Carranza para recibir a un equipo castellonense que va al alza en este último tramo de liga. Las gradas presentaban una buena afluencia de público pese a coincidir con la procesión más seguida del mundo cristiano gaditano y a las populosas fiestas de los toros en la provincia. Aún así, no faltó ni un cadista a la cita.
 
Para recibir al público, los asientos se engalanaban con dos regalos. Una bolsa de palomitas, (que viniendo del Cádiz era recomendable mirar la fecha de caducidad, por aquello del “gratis”) y un trozo de lo que va a suponer la nueva visera de la grada de Preferencia. Pero resulta que finalmente no era ni lo uno ni lo otro, y solo se trataba de una astuta publicidad de una plataforma televisiva que, viendo la espantada que se puede producir para la próxima temporada, invitaba a los cadistas a ver fútbol por mucho menos de lo que costará el abono de temporada del Cádiz del Centenario.
 
El partido no podía empezar mejor para los locales. El Cádiz encerraba en su área al equipo visitante que se veía impotente para frenar las numerosas acometidas de los amarillos. Las bandas ganaban una y otra vez la línea de fondo poniendo centros medidos para que los delanteros remataran sin que tuviese efecto en el marcador debido a la suerte que acompañó al portero castellonense.

Foto: portalcadista.com

El poderío que mostraba el Cádiz en el centro del campo se traducía en perfectas triangulaciones y un juego combinativo que hacía presagiar la llegada del primer gol de la tarde. Justo en una jugada de estrategia, a la salida de un corner el balón era despejado por la defensa rival al sitio previsto, recogía con maestría Cifu para de un zapatazo enviar una magnífica asistencia a De la Cuesta quien solo tuvo que poner la pierna para tranquilamente perforar la meta visitante. Lo más difícil ya estaba hecho. A partir de ahí solo bastaba controlar la posesión del balón hasta llegar al descanso.
 
En la reanudación, por fin pudimos ver a un Cádiz bien asentado dominando en todo momento las facetas del partido. Todo estuvo bajo control y la portería de Casilla no pasó por apuros en ningún momento. Solo la reclamación de dos penaltys por parte del banquillo visitante que quedaron en estériles debido a la claridad de ambas jugadas en la que los jugadores cadistas no hicieron ninguna acción punible.
 
El Cádiz por el contrario pudo cerrar el partido con numerosas jugadas que solo la suerte y la madera del guardameta visitante pudieron contrarrestar. El partido llegó a su fin sin sobresaltos y la grada del Carranza despidió a sus jugadores con una sonora ovación.
 
Curiosamente, acaba la Pasión justo en el Domingo de Resurrección. A partir de ahora los pupilos de Espárrago se convertirán en un rival temido y respetado para los intereses de todos aquellos equipos que se jueguen algo en este final de Liga. Que tiemble el Betis que el sábado puede ver peligrar su ascenso.
 
No sé si el relato de esta columna se deba a que alguien me ha echado algo raro en el incensario o que hoy me ha dado por escribir lo que los “talibanes cadistas” solo están dispuestos a escuchar.
 
Yo sigo pensando lo mismo, y lo que veo no me gusta.

Yoni Weiss

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