Tanto José Ramón Sandoval como Álvaro Cervera dejaron en sus intervenciones posteriores al Rayo – Cádiz frases que definen bien la sensación que está dejando el equipo amarillo en los últimos encuentros. Cuando el entrenador madrileño decía que “el Cádiz con ese juego previsible ha sabido hacer buenos partidos” evidenciaba uno de los problemas que está demostrando tener la escuadra cadista en sus últimas citas. Esa sorpresa que en las primeras jornadas aparecía en forma de robo-contraataque y ese fútbol vertical basado en la velocidad ha sido desactivada ante unos rivales que parece hacen conseguido la clave para romper el código secreto de Cervera.

La variante de jugar con Salvi a pierna cambiada tampoco funcionó en Vallecas, siendo el sanluqueño uno de los futbolistas que más han sufrido en sus carnes el cortocircuito provocado por los rivales. Tampoco han sabido desatascar la situación los mediapuntas. Eddy no se ha mostrado como un jugador-abrelatas que vaya rasgando las zagas contrarias. Que aparezca el mejor Rubén Cruz se antoja por el momento la única alternativa viable.

Por su parte Álvaro Cervera afirmaba tras la derrota que si su equipo “baja un peldaño la intensidad lo paga más que otro”. Además añadía “Cuando dejemos de creer tendremos problemas”. Lo cierto es que no se puede negar que tras encajar el primer gol, tanto ante Oviedo como ante Rayo, el Cádiz parece desenchufarse. Ayer incluso no se reactivó cuando el rival erraba un penalti, sino que éste siguió disponiendo de ocasiones hasta lograr adelantarse en el marcador.

La sensación que queda en la faceta defensiva es que el orden con el que el Cádiz acabó la pasada temporada y empezó la actual, se ha ido diluyendo. El aviso de Cervera sobre dejar de creer es sintomático. La cuestión es ¿pierde el orden porque no se cree en lo que se hace o no se cree porque se pierde el orden? En cualquiera de los dos casos es el futbolista quien debe poner remedio. Garrido se ha convertido en esa pieza indispensable de la que no se puede prescindir y la entrada de José Mari debe dotar al juego de algo más de jerarquía en el centro del campo.

Ante el Girona, que no tiene la plantilla de Oviedo o Rayo pero sí está haciendo mejor las campeonato que ellos, hay que ver pruebas de las cosas buenas que el Cádiz mostró en las seis primeras jornadas. Ya sea sorprendiendo con novedades tácticas o volviendo al orden que permita convertirse en un equipo serio. Si son las dos, mucho mejor.