Chip_Iron/esecadizoe.com
Allá por 1968, en Argentina, un entrenador brasileño llamado Elba de Padua Lima “Tim”, hizo campeón del fútbol argentino a San Lorenzo de Almagro con el que la historia pasó a llamar “El equipo de Tim”. Pero no sólo dejó para el recuerdo ese campeonato y ese equipo sino que también regaló una frase que, poco a poco, se fue convirtiendo en un clásico de este deporte: "Jugar al fútbol es como tratar de taparse con una manta corta: si uno se cubre la cabeza es inevitable que se descubran los pies; y si se tapan los pies, queda afuera la cabeza".
Una brillante metáfora para explicar que el desequilibrio es inherente a las circunstancias del juego. Y la elección es personal dependiendo de lo que se busque. Está el que arriesga para marcar un gol más que el contrario y se expone a perder y el que prioriza el cuidado defensivo (primero mantener a cero la portería propia) y se expone también a no ganar.
Fue Xabier Azkargorta, el hombre a un bigote pegado, quien popularizó en el fútbol español esta metáfora de la manta y que ahora me viene como anillo al dedo para explicar algunos aspectos de los últimos partidos del Cádiz CF.
Dicen también que la historia del fútbol no se ha escrito a través del equilibrio. Los grandes equipos llegaron a serlo porque jugaban a algo (a taparse los pies o a cubrirse la cabeza). Hay entrenadores que nunca serán recordados precisamente por eso: porque nunca llegaron a definir su filosofía de juego en un partido. Nos puede gustar más una versión o la otra. Eso es innegable. Pero se debe apostar por una opción en un momento dado, y una vez que se ha hecho, disfrutar de esa forma de jugar porque será la manera más rápida de conseguir los objetivos marcados.
Aún resuenan en mis oídos las críticas al juego del Cádiz tras el partido de la temporada pasada en el Ramón de Carranza ante el Recreativo de Huelva. El marcador de 0-0, las pocas ocasiones de gol por ambos equipos y el complejo sistema defensivo planteado por ambos contendientes sobre el césped, no dejó ver a más de uno que estaba en la grada la importancia de ese punto. Un punto que unido a otros empates «necesarios», confirmaron al final de temporada nuestro ascenso a la Liga de las Estrellas. Aquél día, Víctor Espárrago apostó por taparse los pies con esa manta tan corta de Tim. Hubo también partidos durante los que había que dejarlos destapados y tirarse al ataque, como ante el Tarrasa, Valladolid o Córdoba. Esa virtud de saber lo que hay que hacer en cada momento, se vio coronada en Chapín el 18 de Junio.
Durante esta temporada, han sido más las veces que hemos tenido que defender con más intensidad que atacar (la manta esta temporada es más corta que nunca). Aún con eso, hay factores del fútbol que escapan a cualquier teoría: los arbitrajes, penaltis fallados, balones a los palos, errores de concentración. Contra esos no hay ni teoría, ni teorema, ni metáfora que valgan.
Ahora llega el momento de la otra versión. Da igual el frío que podamos pasar por culpa de esa dichosa manta (a ver si la temporada que viene conseguimos una un poco más grande, dicho sea de paso). Contra el Atlético conseguimos un punto arriesgando a perderlo. En Valencia no conseguimos ninguno a pesar de perforar en tres ocasiones la portería de Cañizares. Contra el Betis, habrá más de lo mismo y nos tocará sufrir atrás. No queda otra.
Ramón De Quintana ya ha explicado que ahora las cosas en defensa serán diferentes. Que hay que asumir más riesgos y que hay que salir a jugar de otra manera. Los aficionados tenemos que comprenderlo y saber que cumplir con los dos aspectos del juego (defensivo y ofensivo) es algo muy difícil para cualquier plantilla. Para la nuestra, más aún.
El Sábado, que ellos ataquen, que nosotros intentaremos defender con nuestros ánimos desde la grada.