Juan Ricardo Ruiz de Henestrosa Faiña
La tarde del 15 de junio será recordada por haber sido una tarde de emociones: y la norma nos indica que estas suelen venir encontradas. A las 20.12 h, el sol abrasador que castigaba las gradas del estadio Rico Perez de Alicante no era capaz de derretir las lágrimas de unos niños que con la mirada perdida buscaban alguna explicación que los mayores con un nudo en la garganta e intentando mantener el tipo, éramos incapaces de ofrecer. En ese mismo momento y a 800 kilómetros de allí, la alcaldesa de nuestra ciudad y nuestra primera representante municipal, estallaba en una carcajada al ser preguntada por un periodista deportivo de la cadena Ser sobre «qué opinaba del descenso del Cádiz». Su respuesta: una carcajada, que intentó arreglar, ante la atónita cara del locutor de una manera aún mas lastimosa, no recordando la máxima aquella de «mejor no enmedalla», aludiendo a que se había expresado así porque «en el palco se había festejado por la permanencia del Xerez y por el descenso del Cádiz».
Quisiéramos desde nuestro humilde punto de vista, recordarle a nuestra edil que su presencia en el palco se debe ante todo a su condición de principal representante de nuestra ciudad, ciudad que está integrada por ciudadanos de todos los credos, creencias, opiniones políticas y aficiones deportivas, y que entre todas ellas , también hay jerezanos y no jerezanos, censados en su ciudad que nos alegramos de que el Xerez CD consiga todos los éxitos deportivos posibles, justa permanencia incluida, pero que nos entristece ver cómo los hijos de nuestros vecinos, compañeros de trabajo, amigos y familiares derraman amargas lágrimas tras haberse metido un palizón de más de 1.600 km y 20 horas de autobús, y que a esa misma hora, pero muy lejos de la ciudad donde residen, gente anónima con la que sólo han compartido un pedazo de grada en un momento puntual intentan levantarlos y consolarlos: los aficionados del Hércules de Alicante, dándole a usted una lección de lo que debe ser un comportamiento adecuado en esos momentos tan tristes, muy alejado de la risotada expelida por usted, que también representa a los padres de esos niños que lloraban desconsolados.
Tal como lo pienso lo digo, igual que usted. En eso nos parecemos. En eso y en la alegría de que el Xerez CD salve la categoría. En lo demás, permítame decirle, que nos orgullecemos de pensar todo lo contrario. Mañana, lo políticamente correcto le obligará a rectificar. No sonará tan sincero como esa risotada. Podrá decir que era la risotada de una hincha, pero usted, como buena educadora que es de vocación y profesión, debería saber que esas cosas, el reírse del mal del vecino, está muy feo, y que hasta el refranero popular lo castiga. Dios permita que no y la aparte a usted de ese mal citado en el refrán y le conceda salud, felicidad y muchos años de vida.