Tras el largo y cálido verano, con sus impugnaciones, sus recursos y sus fichajes, viene el rápido y joío otoño, con la primera mojada en Carranza. Los comentarios en las cercanías eran los propios de estos días: “aaah, no va a llover, me voy con la camiseta caleti de entrenamiento…”, “que va, que va!, esto es chirimiri, tu camisetita de mangas cortas y ya está… “Verás como sale el sol. Si todavía hay que ir a la playa….” “¿Dónde va ese con el barbour? ¡Que exagerado!.,,,” Pues acertó el nota del barbour.
Por cierto, hablando de recursos, parece que –prácticamente terminada la campaña de socios- una nueva esperanza renace si se acude al Tas. Allí, casi con toda seguridad le dirán al Señor de los Olivillos que Tas quivocao con el recurso, Tas quedado sin indemnización y Tas en segunda be por méritos propios. Aunque eso siempre es mejor porque si se acude a la vía ordinaria te dicen lo mismo pero en plan más borde, chabacano y barriobajero. Lógico, allí son muy ordinarios.
El matutino encuentro se disputó con la presencia de las cámaras del canal plus. Efectivamente, unas cámaras que se estropearon el año pasado y dejaron olvidadas en la parte alta de tribuna, donde ya se han fundido con el indómito paisaje del ecosistema de la visera: palomas, gaviotas, ratas, insectos…. La gata sobre el tejado de zinc no tendría uno o-varios de adentrarse en él.
En los prolegómenos del encuentro, un representante del Libro de los Excesos de los Amigos de Guiness entregó a Gustavo López un trofeo por conseguir sin dificultad el record como el futbolista en pasivo que más trofeos recibe en un fin de semana por metros cuadrados: el de” esecadizoe.com” (la web), el de “ese cádiz oe” (la revista), el de “es ecad izoe” (el club de disléxicos), el jamón de carranza, etc. Aunque Gustavo declaró a los medios que El premio que más ilusión le hizo recibir fue el que le entregaron ex aequo con De Quintana, el LXXI trofeo de Mus hogar del pensionista de la barriada de la Paz, “viste, fue un premio de órdago”, comentó emocionado.
La lluvia acompañó durante todo el partido a la animosa afición cadista. Los paraguas de fondo norte, fondo sur y preferencia no impidieron que la gente animara sin parar durante todo el encuentro. Eso en tribuna es imposible porque, como todo el mundo sabe, debajo de la visera te mojas más. Incluso un espectador de dicha grada tuvo que ser asistido por la cruz roja aquejado de gota, ya que un enorme goterón, mezcla de agua y vaya usted a saber, qué impactó en su ojo derecho cuando contemplaba el extraño apareamiento de una gaviota con una garceta real justo arriba del palco de autoridades, produciéndole un entretenido desprendimiento de rutina. Y es que a todo se acostumbra uno.
Desde el primer momento el Cádiz quiso dejar claro que lo del conquense había sido como una vendetta siciliana, un accidente, y que no iba a volver a repetirse esa falta de concentración, esa indolencia, esa apatía, esa.... piba que va por ahí. El equipo se movía a las órdenes de un pletórico Carlos Caballero, el Hombre de Mackintosh, porque tiene un ordenador de un montón de megas en su cerebro y ve el fútbol como hace tiempo que no se ve por aquí.
En este partido la casualidad en forma de pequeñas molestias quiso que la defensa estuviera a un buen nivel y sin apenas fallos, por lo que podemos decir sin temor a equivocarnos que existió ausencia de malicia.
En el minuto 25 Carlos Caballero bota una falta y daba El Golpe, coincidiendo con el instante en que Dorronsoro, el portero melillense, entona la famosa “cantata tanto incomprensibele Sforza-te miserable”, de la ópera Il meta trovatore, de Giuseppe Molto Bordi. Golazo.
Par entonces, la máquina de Gracia funcionaba perfectamente engranada: Pin y Pon corrían 500 millas por la banda derecha, Raúl López engrandecía con un partidazo La Leyenda del Indomable, en el centro del campo Fleurquin también repartía, más comedido que otras veces, haciéndose el sheriff de su particular Distrito Apache, Fran Cortés mostraba pinceladas de la calidad que atesora….
En el minuto 41 el árbitro decide mandar a la ducha al melillense Acorán, porque es más mal actor que Fran Cortés. A ver si aprendemos a tirarnos. Como dice mi cuñado Paco, “si es que los álbritos te sacan tarjeta por cualquiera coza”.
En el minuto 42, nueva asistencia de Enriquinho en su salsa picante y Toedtli, El dulce pájaro de juventud, revolotea en el área y picotea al fondo de las mallas. Dos a cero. Éste nos va a dar muchas alegrías. Al tiempo. A descansar. ¿Hay café en las cantinas? ¿Perritos calientes? ¿A la una? Si ese perrito ha visto jugar a Mágico. Deja, deja, qué fatiga.
En esta primera parte en el Melilla destacó Moha. Lógico. Si llueve, moha.
La segunda parte más de lo mismo, el Melilla salió a verlas venir y el Cádiz a venirlas a ver. Como la lluvia se hacía más persistente y no es momento para achaques Gracia empieza a mover el banquillo. Entra Rubiato por Toedtli.
En otra gran jugada, buen pase de Raúl López a Rubiato, el Buscavidas del área, quien se inventa un remate inverosímil y anota el tres a cero, A tocarla otra vez, Sam.
Con el partido finiquitado entra Bezares por Fleurquin, demostrando que son dos hombres y un destino, la destrucción en el centro del campo. Juntos nunca mais, separados cumplen como un marido embarcado, cada vez que arriba a puerto. Por fin un entrenador que comprueba que hay otras alternativas.
En el 79, diez minutos después de la gloria, Gracia da entrada a López Silva por Enrique pero por hache o por be éste nunca juega más de diez minutos. Esta vez fue por be, de babeta. Hay que ser bacalao para que te saquen dos absurdas tarjetas en nueve minutos. A meditar, figura.
A pesar del último chaparrón, no se produce el éxodo en Carranza y la gente aguanta para despedir al equipo con una calurosa ovación. Lo único de calor que ha tenido la mañana. Bueno, eso y el café con leche templada que me pedí en el Santé. Está claro que la palabra templada no existe en su vocabulario. ¡Joé, que me quemé! ¿Qué te que té? ¡Que me quemé!
Bueno, de cinco cuatro, el equipo de Gracia se repuso del susto y abandona el Camino a la perdición. Vamos por buen camino. Continuamos para bingo.
Sirva esta crónica daltónica como pequeño homenaje a la sonrisa más irreverente y emotiva del superocho. Hoy simbólicamente aparece la cortina rasgada en el cine de mi vida cual camisa gitana. Ya te veré Paul. Siempre que quiera. Eso es lo que tiene el dvd.
Abrazos cadistas.
José Manuel Ramos «Pichili»