La llama amarilla
La llama amarilla
Hace ya mucho tiempo tuve que marcharme de Cádiz por motivos laborales, fue entonces cuando puse rumbo a Barcelona, la Ciudad Condal. Como todos imagináis me marche a disgusto, con la obligación de labrarme una vida, y con la ilusión de que tarde o temprano el esfuerzo de dejarlo todo atrás diese sus frutos. Me fui a disgusto, pero tranquilo porque mi Cádiz justo acababa de ascender a Segunda, sabía que podría ver los resultados del Cádiz en cualquier carrusel deportivo, que podría seguir en cierta medida al equipo de mi corazón por el que tantas tardes sufrí allá, en la antigua grada de preferencia, justo debajo de la insigne torre.
Y desde Barcelona seguí a mi Cádiz, podía ver los reportajes de los partidos en segunda, una maravilla, todo iba perfecto, y casi sin darme cuenta estaba en casa de otro gaditano exiliado, celebrando el ascenso a primera, QUE ALEGRON!, celebración en Barcelona y gran ciego gaditano.
El Cádiz en primera!!!Increíble, me gaste medio sueldo en los partidos PPV, y disfrute muchísimo esa temporada, que finalmente tuvo en feo final en Getafe, pero no pasaba nada, a segunda, al infierno como dicen entre otros los Atléticos, al infierno pensé yo??, pues a nosotros el infierno nos pareció la Gloria Bendita, entonces fue cuando entendí que el Pozo es peor que el Infierno, porque poco después y muy recientemente en el tiempo caímos del Infierno al Pozo, curiosamente enviados a este último por la tiranía del Diablo, que vendió al cielo a los pesos pesados del Infierno.
A fin de cuentas llegó el mes de Septiembre de 2008, y recibí una gran noticia, el traslado laboral, en esta ocasión era a la inversa, de vuelta a Cádiz, a mi ciudad, con mi gente.La Alegría fue inmensa imagínense…, pero resulta curioso que mi vuelta quede marcada como la vuelta de un cadista que no pudo disfrutar en Carranza ni la segunda ni la primera división, paradojas de la vida vuelvo a mi tierra con el equipo donde lo dejé en segunda B.
Por lo que voy leyendo en las ultimas fechas, se palpa entusiasmo, por el buen comienzo de campaña del Cádiz, y todos volvemos a ilusionarnos, con poco como siempre, así somos y no es ningún defecto, si no una virtud, porque en nuestro interior, todos tenemos la rabia que da la convicción de saber lo que ha pasado y que por culpa del Diablo, quien nos sometió involuntariamente a su avaricia, tenemos que volver a creer en el cielo, donde con la ilusión de un niño miramos a las estrellas, pero donde se hace difícil vivir quemado y humillado por el Diablo, a quien encima hemos de agradecer que mantenga viva la llama amarilla.
Marcos Navarro
