La Crónica Daltónica (desde otro color): Cádiz 0 - Jaén 0
Tarde gris marengo en Carranza, que tuvo al viento, la lluvia y el frío como principales protagonistas.
El partido fue declarado medio día del club, en una campaña conjunta con Alcohólicos Anónimos, bajo el slogan “un cubata menos, no seas malage, y te prometemos algunos fichajes”. Lo del cubata de menos no es por algunos miembros de la actual plantilla aunque yo me sé de uno que en vez de traspasarlo habría que trasvasarlo.
En una tarde en la que hasta mi admirado Juan Sin Frío acudió al estadio con una estufa, los cinco mil y pico abstemios que acudimos a Carranza pensamos en algún momento dado beber algo para entrar en calor, pero en vez de eso decidimos por unanimidad guardar el dinero para el próximo medio día, que tendrán que poner para hacer fichajes para la liguilla. Los privilegiados de tribuna fuimos solidarios y nos mojamos exactamente igual que nuestros compañeros de preferencia y fondos.
El señor de los olivillos es como la Zarzamora, que a todas horas llora que llora por los millones, éste que se reía cuando creía que le dio coba al Baldasano de los cohone. Chin pon.
En las gradas, unos trescientos seguidores jienenses que no pararon durante todo el partido de animar a su equipo y de meterse con el segundo entrenador cadista. Hombre, Linares no es que fuera un dechado de virtudes jugando y seguramente a algún futbolista de Jaén le pegaría una patada en su dilatada trayectoria futbolística, pero de ahí a que se sigan acordando de él….
La división llegó a varias Peñas señeras del equipo amarillo. Los representantes de Magrea a Marilla, en una inteligente postura, decidieron mostrar su disconformidad con la medida, no asistiendo a Carranza y fletando 65 autobuses a Jaén para ver el partido a través de la televisión local jienense en el Guiller Motel, un coqueto bar de carretera situado en el punto kilométrico 0,7 de la carretera Ubeda-Baeza, con salón para celebraciones y bautizos. “Para demostrar que no es por los cinco euros”, declararon a Fleurquin, Ormazábal y Bezares, o sea, los medios. Entre el autobús, los cubatas, los bocatas y la biodramina, se les fueron unos 60 euros por cabeza.
En la Peña goleador-entrenador Vicente Borge hubo división de opiniones: el núcleo oficialista asistió como colado al palco de invitados; el sector crítico se negó a entrar y escuchó el partido por Onda Cero; el comando arco-iris argumentó que no se quería perder las hechuras de Toedtli estrenando las calzonas Diadora y pagó la consumición con sumisión.
En la Peña Fredy no se explican aún cómo Espárrago no cuenta con su patrocinado y hasta que no vuelva al titular no piensan aparecer por Carranza.
El partido fue de los llamados técnicos. Quiero decir, de los de llama al técnico que la tele se ha estropeado. Feo, feo, con imprecisiones de todas clases. De poder a poder, vamos, de poder cagarse en las castas de los once a poder cagarse en las castas de los veintidós.
El Jaén llegaba a Carranza como uno de los mejores visitantes, aunque para mí de los visitantes el mejor siempre será Donovan y la peor Diana. Qué tía más asquerosa, comiéndose ratas y cobayas. Carranza estadio de puaggg!.
Lo mejor para el Jaén en los primeros minutos, cuando Geni se deshace de Mansilla y se planta solo ante Casilla, pero el guardameta cadista resuelve el mano a mano de forma sensacional.
Enrique llevó el peligro en dos grandes centros: en el primero, en el centro medido a Toedtli que el bravo delantero remata de cabeza y despeja in extremis el defensa Galera bajo palo; y en el segundo, en el Centro Cántabro, donde Enriquinho cuajó un gran partido de Petanca, alzándose con la cuarta posición del prestigioso torneo “Sobao Mehequedao con el juego desplegao”.
A partir de ahí ni un miserable goluy en toda la primera parte. El equipo del Reino parecía cómodo y teniendo controlada la situación con un rombo en el centro del campo. El Cádiz hacía un juego de dos rombos, o sea, no apto para todos los públicos.
En el descanso, el medio día del club se notó en el palco de colados que se sumaron espléndidamente a la causa y consumieron medios canapés. Asimismo tuvieron la decencia de echarse la mitad de whiski y compartir la mitad de coca cola en los combinados, en un gesto de generosidad sin parangón. Los medios canapés que sobraron fueron guardados para futuras interesantes ofertas, hasta agotar existencias.
La segunda parte comienza con el cambio de López Silva por Enrique, que no tuvo su mes. De todas formas el partido tenía pinta de empate.
El juego del Cádiz mejoró con el cambio de Fran Cortés por un Juanma que es como los sacos de 25 kilos de patatas, que te enteras de que existe porque lo anuncian por megafonía.
El árbitro del encuentro, Olmo Jodes, hizo honor a su apellido y dejó de señalar dos posibles penaltis, uno en cada área, pero como bien dice el refrán, “no le pidas peras al olmo, pídeselas directamente al frutero”.
En el equipo de Carlos Terraza –qué gran cine de verano- destacaron Espín, un defensa muy punzante, Calderón –que llegó a lo justo después de dirigir ayer al Huesca- y Geni, que le falta muy poquito para ser un genio.
De todo esto saco dos conclusiones. La primera, que las equipaciones Diadora son sanguis: desde que las usa el Cádiz no ha ganado ni un partido en Carranza; la segunda, a ver, don Antonio, explíqueme, por qué en la misma semana el miércoles nos invita a una copa y el domingo nos deja sin cubata.
En fin, que un puntito más. Menos da una piedra. Bueno, depende de donde te dé, porque si te da en el coco igual hay que darte más de un punto. Ya le sacamos diez al segundo y tercero y once al cuarto y el quinto. Hoy al Cádiz le falló su punto de mira y ganó sólo un punto. Pues mira qué punto.
Abrazos cadistas.
José Manuel Ramos «Pichili»