La Crónica Daltónica (desde otro color): Cádiz 1 - Roquetas 0
Como dijo Mesalina a la III Cohorte, VII Centuria de la IX Legión justo antes de que uno a uno le cruzaran su rubicón, “en caliente es mejor no tomar decisiones”.
Tarde fría en Carranza. Gran partido, disputado de poder a poder. Vamos, de poder irse en el descanso a poder irse antes, porque el juego desplegado por ambos equipos era de muchos quilotes, o sea, pesado, fatigoso, cansino, gordo, aburrido….. Por un momento me recordó al Valencia – Villarreal de anoche, pero fue que me dí con el quicio de la puerta de los baños y perdí –aún más- el conocimiento. Gracias a Dios, no rompí la puerta, que Don Muñoz en eso es implacable.
El Cádiz saltó al terreno de juego con su indumentaria Diadora, que en griego significa Ya-iba-sien (Dia) y do-hora (Dora). El Roquetas con su equipación habitual. En las cada vez menos pobladas gradas del nuevo-viejo estadio Carranza unas ocho mil setecientas cincuenta y cuatro almas y unos cuantos desalmados en el palco que acabaron con los frutos secos. De Roquetas vino menos gente que horas se tarda en llegar.
Javi Gracia quiso hacer una revolución en el equipo, con algunos cambios en defensa y en la banda izquierda, así como en el banquillo, pero visto lo visto, la revolución se quedó en revo. La vuelta de Jhon Silver el Largo con el cuchillo en la boca al eje de la defensa dio más seguridad, así como las incorporaciones de los dos laterales, aunque las internadas de Raúl y de Cristian tenían más de nada que de inter. López Silva no se enteró que estaba en el titular hasta el minuto 20 o así y todo gracias a un gentil aficionado anónimo, como su propio nombre indica, que se lo avisó desde preferencia, porque el chaval pensaba que estaba calentando por la banda. Reproducimos la conversación por el bien de la humanidad.
Aficionado anónimo: Quillo, López Silva, a ver si te mueves un poquito, picha.
López Silva: No, si yo estoy calentando en la banda.
Aficionado anónimo: ¿Qué dices cohone? ¿No ves a Juanma en el banquillo? ¿No ves que esto es preferencia?
López Silva: Ostia, la leshe que yo mamé. Pásemela, Toerli, pásamela.
Lo más destacado del banquillo fue la presencia de una estufita de butano, lógico por otra parte, teniendo en cuenta la temperatura reinante.
La oportunidad más clara en esta primera parte la tuvo Enrique, que se fabricó una jugada con autopase incluido, pero Toedtli que ya lo conoce, se la quitó en el último instante. ¡Chupón!
También la tuvo en sus botas Manolito de Gomar, el más destacado de su equipo, que en un mano a pie con Casilla no pudo resolver por la intervención in extremis del guardameta cadista, que hace que se escore y mande el balón a la red por fuera. Menos mal.
Mira, vámonos al descanso que hace un montón de frío. A ver si hay café. Nada, coca-cola y perrito caliente. ¿No tiene aunque sea un nescafé y un “mi merienda”? ¿No? Vaya.
Nada más comenzar la segunda parte, una cesión comprometida de Raúl López a Fragoso dentro del área, con la consiguiente pérdida de la pelota está a punto de convertirse en el cero a uno si no es por la providencial intervención de Casilla, que se mostró muy seguro en todo el partido.
Esta jugada y el incondicional apoyo que el conjunto amarillo está dando a todo lo que sea Cádiz y sus cosas, haciendo que el equipo en los últimos partidos se haya adelantado a las fiestas gastronómicas del pre-carnaval, organizando la I, II, III y IV Gran Empanada General, provoca la reacción del respetable que comienza a pitar el bochornoso juego desplegado por el líder.
Y es que este Cádiz no es el mismo de la primera vuelta. El equipo de Javi gracia está más cambiado que la fecha del centenario del Cádiz, que ya va por abril del dos mil once. Al final, como todo lo que pasa en Cádiz, para el dos mil doce. Al tiempo. ¡Viva la Pepa! ¡Viva!
Corría el minuto 12 de la segunda parte, o sea, el 57 del partido, o el 72, si contamos los 15 del descanso, cuando en una gran jugada de López Silva por banda izquierda, se va de dos contrarios, se para porque ve la raya, se cambia la pelota a su pierna menos mala y pone un centro preciso que remata Enrique impecablemente al fondo de las mallas. Uno a cero. Abierta la lata. Vamos a por los mejillones.
Pero que va. El Roquetas lejos de amilanarse se abarcelonea y de ahí al final mete el miedo en el cuerpo cadista que es incapaz de hilvanar dos pases seguidos. Yo no sé la de faltas peligrosas que hace el Cádiz al borde del área pero los rematadores roqueteros estuvieron más negados que Jesucristo con San Pedro.
A pesar de los pesares, Rosu tuvo la ocasión para el dos a cero pero falló el rumano en el mano a mano. Bueno, en verdad no falló, fue muy amable y ni siquiera tiró, dejándose el balón atrás, en una bonita pirueta con ágil movimiento de piernas al compás mientras besaba el verde césped del vetusto aunque renovado en parte estadio. “Es que ví un trébol de siete hojas y a ver si eso me cambia la suerte”, declaró compungido a los medios. Pues si era de siete hojas, a ver si va a ser una margarita… Desde los tres goles al Madrid no es el mismo.
Además de De Gomar, en el Roquetas destacó Xabi Molas bastante. De Romario se esperaba mucho más pero no ganaba para juergas y niños que le iban saliendo por cada ciudad de los equipo en los que jugaba. Mucha suerte para el resto de la liga.
En fin, yo creo que hay que hacerle caso a la emperatriz meretriz y no tomar decisiones en caliente. Cierto es que la crisis de juego y resultados del equipo está ahí pero parémonos a reflexionar un momento, ¿no estamos siendo injustos con Javi Gracia, que con su trabajo nos ha devuelto la ilusión perdida por este equipo? ¿No estamos siendo injustos con Enrique, que podrá estar más o menos acertado, pero demuestra su pundonor y entrega y a la primera que falla se le pita? ¿No estamos exigiendo demasiado a estos jugadores cuando tendríamos que exigir que se compensara de una vez la plantilla, que se refuerce con lo que realmente se necesita? Y, sobre todo, ¿no podrían vender café en las cantinas del estadio? Como diría Bob Dylan, la respuesta mi amigo está flotando en el viento.
Un partido más, una jornada menos. El segundo a siete puntos y el quinto a trece, po ya sabes, cuanto más….
Termino con otra frase que hizo famosa Mesalina, “Centurión, que pase el siguiente”.
Abrazos cadistas.
P.D.: Sirva esta crónica daltónica como homenaje al gracioso que el sábado me cambió la columna de mi garaje de sitio. Mi coche se lo agradecerá ad eternum. ¡Qué despistado!