La Crónica Daltónica: Cádiz 2 - Granada 3

La Crónica Daltónica (desde otro color): Cádiz 2 - Granada 3

 
Foto: PortalCadista.com

Como dijo el famoso filósofo chino Uan Cho Chin,  “Si lloras porque no has visto el sol, ¿para qué te pusiste las gafas opacas de seis de la mañana a nueve de la noche, carajote?”.
 
La semana venia marcada por un hecho importantísimo en la ciudad, como es el hermanamiento con Móstoles. Nuestra querida alcaldesa, victima de una enajenación mental transitoria venida a más en el tiempo, y movida sin duda  por la  envidia cochina a la Federación de Peñas Cadistas, realizó un hermanamiento con el pueblo madrileño de Móstoles. Cádiz y Móstoles tienen muchas cosas en común, como por ejemplo… y también… Bueno, en realidad si no en común, en algo sí que se parecen: Móstoles es un pueblo dormitorio y Cádiz es una ciudad que dormita. Ahí lleva razón.  Modestamente ya me adelanté estos carnavales a tan fraterno acontecimiento y dediqué la primera cuarteta de mi romancero a las nobles, heroicas y leales poblaciones ya hermanadas por los siglos de los siglos, la cual  dejo aquí reproducida para bien de la humanidad:
 
“El dos de mayo de mil ochocientos ocho
contra el tirano invasor
todo el pueblo de Móstoles
en armas se levantó.
Y en Cádiz también nos levantamos…
¡pero a eso de las dos!”
 
Rendía visita a Carranza el Granada-31. El Cádiz salió al terreno de juego como nunca lo había hecho, o sea, un sábado a las cuatro y media de la tarde. Y todo por culpa del sangangui de Canal Sur-2 –las dos vuestras- que retransmitía el partido, lo que significa que el Cádiz pierde seguro. ¿Qué no? Tú veras. Al tiempo. Espera que termine la crónica y me dices cómo ha quedado el partido.
 
De entrada, el Granada tomaba ventaja en la guerra psicológica sorprendiendo a todos con una equipación rara a la par que extraña. No obstante lo cual, el Cádiz salió en tromba en pos de la victoria y ya a los diez minutos había pifiado tres claras oportunidades de gol.  Pero sería el equipo nazarí quien se adelantara en el marcador gracias a una galopada a ninguna parte de Raúl López que dejo un hueco por su banda más grande que la autovía Jerez-Los Barrios, cosa  que aprovecha el Granada para entrar como Braojos por su casa,  cometiendo Fragoso un simpático penaltillo sin maldad, aunque la jugada continuó con paradón incluido de Kiko Casilla. ¡Para una que para y no vale! El penalti lo lanza el gaditano Ocaña y Casi-casillas realiza la ya famosa Contreriña, adivinando perfectamente el lado contrario por el que va la pelota. Cero a uno. Ya estamos.  
 
Pero con el gol en contra el Cádiz lejos de amilanarse se abarcelonea y vuelve a la carga con llegadas, jugadas trenzadas y peligro. En una de esas Enriquinho -que estuvo en la primera parte adobado- se queda solo en el área, controla a la perfección y la embarca en el segundo anfiteatro fila 18, asiento 64 de fondo sur. Para casi todo el estadio  fue un goluyyy. Para el brigada que recibió el balonazo  fue un golayyy.
 
Antes del descanso la tuvo López Silva en un impresionante tiro por banda izquierda que despeja con dificultad un inspirado Felix Campos cuando las arañas de la escuadra estaban ya cerrando los ojos y poniéndose la patita en la cara esperando el pelotazo.
 
La segunda parte empezó igual que la primera pero una hora más tarde y con los equipos cambiados de campo.
 
Nada más comenzar, Enriquinho vuelve a tenerla en sus botas pero no encuentra portería. Y eso que en un campo de futbol hay, como mínimo, dos.
 
En el minuto 50, en una falta sin aparente peligro, Ocaña anda listo, se la pasa a Lafuente que bate a Casilla mientras que la defensa cadista entona la “Cantata para Cinque Voci, Defensi molto tromppo senza sentimenti,  de la ópera Tristón y Sorda, de Giacomo Caliente. Cero a dos.
 
Pero lo peor estaba por venir. De súbito apareció mi amigo Eduardo, al que le debía treinta euros desde que fuimos al salón del cómic manga y quedé prendado de una muñeca hinchable góthica con faldita escocesa incluida y el tuvo la amabilidad de prestármelos, porque en ese momento no llevaba nada suelto. Como al catálogo de excusas le pasa lo que a una lata de coca-cola, que al final siempre se acaba, pues no tuve más remedio que devolvérselos.
 
Justo en ese instante, corner que saca el Granada, Casilla sale a por uvas en pleno mes de marzo y Lafuente aprovecha para marcar el tercero en el tercer tiro del Granada entre los tres palos. Los jugadores del Cádiz pidieron falta en la jugada y yo creo que la hubo, falta de concentración, falta de madurez, falta de mentalidad…
 
Con el cero a tres el partido estaba más liquidado que el género de Solves (Columela esquina a Palillero), que lleva catorce años en liquidación y siempre tiene los escaparates llenos.
 
Pero por megafonía comenzó a sonar Mecano y el equipo entonó el sombra aquí sombra allá maquíllate, maquíllate y maquillaron el resultado con dos goles en las postrimerías.
 
El primero gracias a una asistencia de Enriquinho, que lo intentó durante toda la tarde, que Manu Barreiro remata a la perfección marcando los tres tiempos: salto impecable adelantándose al defensa, impresionante giro de cabeza realizando un escorzo inverosímil, y golpeo al balón con el hombro sin querer provocando el desconcierto en el guardameta.
 
El dos tres, ya en el descuento, gracias a un claro penalti al Pájaro Toedtli que él mismo se encarga de transformar. El gol no sirve para nada. Bueno, le sirve para igualar la ya mítica cifra conseguida por el goleador-entrenador Vicente Borge.
 
Por el Granada destacaron Ocaña, que tiene cárcel que lo dejaran marchar sin darle una oportunidad,  Lafuente –de Puerta Tierra- y Antuna, que ralló a gran antuna. Y especialmente su portero Felix, que no viene cedido y acabó contento y felix, como una lombriz, por su actuación. Enhorabuena al equipo granaíno y mucha suerte para sus fieles aficionados, que se despidieron  de Carranza con gritos de ánimo para el Cádiz.
 
En fin, que habrá que tomarse la derrota con filosofía, y aprender de los errores para no repetirlos... ¡de una vez por todas!  Ya lo dijo Uan Cho Chin, “Si por la noche cortas mucha cebolla, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas, así que ponle al sándwich otra cosita, que luego se repite mucho”.
 
Abrazos cadistas.

José Manuel Ramos «Pichili»

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