Volver a soñar

Parece que fue ayer cuando llorábamos tras el descenso del Cádiz. A mí me pilló de luna de miel. Nunca me imaginé cuando me marché de viaje que el equipo iba a acabar descendiendo a Segunda B. De mi mente nunca se borrará esa imagen del teletexto de TVE en una habitación de un hotel de Roma frente al Coliseo. Si duro fue para muchos de mis amigos y compañeros vivirlo in situ, o en Cádiz capital, no le deseo ni a mi peor enemigo que lo vivan desde la distancia. No recuerdo haber llorado más que en ese maldito momento cuando al lado del Hércules 1-Cádiz 1 apareció una F de Final. En ese instante ni tan siquiera sabía que Paz había fallado un penalti.

Ahí comenzó una pesadilla de la que ni tan siquiera fue capaz de despertarme la Eurocopa que ganó España. Tampoco lo logró el trofeo Carranza, ni el comienzo de la competición liguera, ni el liderato, ni el campeonato de invierno... En mi mente sólo estaba el pasar del calendario sin mirar atrás y sólo mirando hacia adelante. Les reconozco que si por una parte el año se me ha hecho interminable, por otra parte se me ha pasado muy rápido.

De esa pesadilla desperté el domingo en Jaén. Mi corazón amarillo volvió a palpitar cuando terminó el partido en La Victoria. Volví a sentir alegría, volví a ser feliz... Y la culpa la tienen los jugadores y técnicos de este Cádiz campeón que camina firme hacia la Segunda A.

Hacía cuatro años que no vivíamos una alegría, aunque fuera mínima. Las horas vuelven a pasar muy lentas. Quiero que sea ya 17 de mayo, o mejor 24 de mayo, y poder cantar a los cuatro vientos el gol del ascenso. ¿Se acuerdan de Las Palmas?. ¿Recuerdan Chapín?. ¿No acaban de notar un escalofrío por el cuerpo?. ¿No están volviendo a soñar?