¡Se acabó!. Punto y final al pozo de la Segunda B que nunca más debe volver a formar parte de la historia cadista. En Irún se cumplió nuestro sueño de vengar el penalti que falló Abraham Paz en el José Rico Pérez ante el Hércules. Con lo vivido en el Stadium Gal ya tenemos completada nuestra dosis anual de sufrimiento, presión y malas artes, por parte de los dirigentes de un club rival. Por una vez en la vida el fútbol fue justo, y esa justicia -sin recursos perdidos- devolvió al Cádiz donde se merece.

Hay que alabar la labor de todos los que han ayudado a que recobremos la ilusión. Comenzando por el presidente Antonio Muñoz, que en vez de abandonar una nave a la deriba optó por el riesgo para que sólo durase un año el infierno. Siguiendo por Julio Fernández Peguero, que pese a lo criticado que es a veces, ha demostrado que nadie mejor que él estaba capacitado para hacer un equipo campeón, eligiendo como tutor a Javi Gracia. El navarro es digno de nuestro elogio, no sólo por lo conseguido, sino porque siempre ha sido coherente y ha visto lo mismo que hemos visto todos.
Pero nada hubiera sido posible sin los jugadores. Hace un año sólo cinco jugadores volvían de Alicante tras el descenso, sólo cinco jugadores se quedaron en Segunda B a sabiendas de lo difícil que iba a ser la empresa de volver a subir, pero la totalidad de la plantilla ha sido una piña desde el primer minuto hasta el último para que el 24 de mayo de 2009 pase a la historia.

Casilla se ha mostrado siempre fuerte y seguro. Dani Miguélez ha sabido llevar su suplencia con dignidad y ha dado la cara cuando ha jugado. Cristian se convirtió en nuestro Dani Alves haciéndonos vibrar en sus subidas. Mansilla fue el rey por lo alto y nos dio la confianza que él tenía en sí mismo. De la Cuesta supo lo que era mejor para el equipo y decidió su futuro. Fragoso fue indiscutible jugando donde jugara y poniendo una sonrisa a cualquier pena. Juanma Delgado demostró su carácter y su hegemonía. Raúl López ha sido más Raúl López que nunca y nos llenó de garra. David García fue el primero en animar pese a que no jugara. Cifu no se arrugó y acabó siendo decisivo. El capitán Fleurquin calló las bocas de los ilusos que dudaban de su implicación el año pasado. Ormazábal se invadió de cadismo en cada paso que daba. Enrique se ha terminado de convertir en un gaditano más y en el rey de la asistencia. Carlos Caballero llevó la manija y mostró su calidad. López Silva nos sorprendió a todos yendo de menos a más. Juanma Hernández tuvo un alma de goleador que nos dio alas. Rosu nos dejó su calidad. Álvaro y Erice serán futbolistas de futuro. Fran Cortés puso el punto gaditano de un gran canterano. Toedtli nos enamoró a base de goles. Rubiato nos cautivó. Y Manu Barreiro lo dio todo.

No nos podemos olvidar del trabajo oculto pero muy útil de Juan Solla, Iñigo Arteaga, Pepe Losada, doctor Fernández Cubero, Chico Linares, José Luis Rubio, Juanito Marchante, Manolo Menacho, Pepe Mejías, Gabi, José Manuel Barla...

Gracias. De corazón... ¡Gracias!