Nuevo bochorno en Carranza. Nueva derrota del Cádiz esta temporada y el equipo hundido en la tabla clasificatoria sin que nadie lo remedie. La llegada de Ramón Blanco al banquillo tampoco está arreglando la situación del equipo y las miradas ya solo se centran en salvar la categoría en Segunda B. Algo muy triste para este club centenario.
Se siguieron viendo las mismas carencias, los mismos problemas, las mismas sensaciones ante un rival que está en una misma tesitura deportiva y clasificatoria. El enfado en la grada sigue siendo la tónica general de esta temporada que está siendo insufrible para el cadismo.
Ramón Blanco pudo contar finalmente tanto con Indiano como con Belencoso y ambos fueron titulares en el equipo. El equipo comenzó mandando en el juego ante un Melilla que esperaba ordenado. Pero el juego del Cádiz volvía a ser de nuevo muy predecible y las llegadas que se producían, sobre todo por las bandas, no acababan en oportunidades de gol. Indiano no enlazaba y Villar se mostraba inoperante por su carril. Tan solo Viyuela aparecía más fino por la izquierda pero tampoco conseguía llevar la incertidumbre al área de la portería defendida por Munir.
Un disparo lejano de Belencoso, desde la frontal y con posición para que éste hubiera sido más acertado, acabó fuera. Fue pasados los 20 minutos y hasta el momento el Cádiz no había mostrado peligro. El Melilla comenzó entonces a creer en sí mismo y avisó, y de qué manera, con un disparo del ex cadista Velasco que fue a estrellarse en el palo izquierdo e Bernabé. La suerte se alió con el Cádiz porque en ese mismo rechace el balón le caía a César Díaz pero su disparo lo detuvo el meta cadista por bajo.
Fueron dos disparos entre los tres palos del equipo visitante, los únicos que se vieron en ese primer período. Las dudas de si este equipo podría doblegar a un rival que se encontraba en las mismas condiciones de resultados se iban acrecentando en Carranza.
La segunda mitad comenzó con una buena llegada del conjunto cadista, pero el centro raso de Pablo Sánchez al área ni siquiera fue conectado por Belencoso en el área pequeña porque golpeó al aire.
Pero como siempre, al Cádiz se le complicaba un partido más. Una jugada del Melilla con un balón al espacio a César Díaz y el delantero fue derribado por Bermúdez de manera clara. El colegiado pitó la pena máxima y el ex cadista Velasco adelantó a los suyos. Daba igual el entrenador en el banquillo. El Cádiz seguía teniendo los mismos problemas. Y pudo ser peor porque minutos después el colegiado perdonaba una segunda amarilla a Bermúdez por una falta en el centro del campo.
La desesperación pasó a formar parte del juego del equipo cadista. Con más corazón que cabeza se buscaba el área rival pero de nuevo los centros desde banda, desde el corner y desde cualquier falta, solo tenían el calificativo de desastrosos. En uno de esos balones se pidió penalti a Pablo pero el colegiado no vio nada. Ramón Blanco movió, para colmo, el banquillo demasiado tarde. Adrián Gallardo entró en el 85 sin apenas tiempo para poner algo más de mordiente sobre el césped. Ni siquiera agotó los tres cambios durante el partido.
El Cádiz, totalmente muerto, era incapaz de crear una sola ocasión, un solo disparo entre los tres palos antes de que acabara el encuentro. Eso lo evitó Pablo en el descuento con un disparo en el área, en posible fuera de juego, que fue despejado por Munir.
Cádiz CF: Bernabé, Moke, Albentosa, Bermúdez, Tomás, Fall, Indiano (Gallardo, 85’), Villar (Niko Varela, 63’), Viyuela, Pablo y Belencoso.
UD Melilla: Munir, Mahanan, Sergio, David, Andrés, Quique, Fausto, Velasco (Chota, 68’), Jairo, Domenech (Nacho Aznar, 88’), César Díaz.
GOLES:
1-0 Min.54 Velasco (p)
Árbitro: Acosta Lorenzo (Tinerfeño). Mostró amarilla a Albentosa, Bermúdez, Dieguito y Gallardo y Niko Varela para el Cádiz CF. También lo hizo a Fausto y Andrés por parte de la UD Melilla.
Incidencias: Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del aficionado y peñista cadista Pepe Aleu. Algo más de 6.000 personas en el Ramón de Carranza en una fría mañana en la Tacita de Plata. Para este partido a cada abonado se le regalaba una entrada.