Hay un puesto en la plantilla del Cádiz que da la sensación que está trayendo de cabeza a Álvaro Cervera. La mediapunta, el enganche o el 10, como quieran llamarle, parece que por el momento tan solo tiene fija la figura de Rubén Cruz. El de Utrera tiene en esa su posición aunque ha sido de los últimos en entrar en la dinámica de juego.

Mientras, cuando el técnico ha intentado buscar alternativas al ex del Albacete tanto en Copa del Rey como en las primeras jornadas, no ha encontrado en ellas lo deseado. Al menos, no se ha visto.

Comenzaba la competición siendo Abel Gómez y Gorka Santamaría los que iban ocupando esa demarcación con resultados irregulares. El sevillano sirvió como solución en algunos partidos de Segunda B, pero en una categoría más arriba el nivel de exigencia es muy alto para un jugador con ya 34 años que siempre ha tenido más características de mediocentro. Tampoco el vizcaíno, ya que en su caso se ha forjado unos metros más adelante y con el área como hábitat natural. Lejos de ella se ve perdido y entra muy poco en juego. Nada entre dos aguas y en ninguna se le ve cómodo.

Sin resultados óptimos queda también la participación de Eddy Silvestre por detrás del delantero. El de Roquetas de Mar ha sido objeto de unas críticas quizás desmesuradas porque, al igual que los dos casos anteriores, no estamos hablando de un mediapunta.

Rubén Cruz tendrá que soportar el peso sobre su espalda de ser por el momento el más indicado para enganchar. El encargado de fajarse entre líneas, buscar el pase interior, descargar juego hacia las bandas y entrar al remate cuando sea necesario. Pero la liga es larga, muy larga, y ante cualquier ausencia suya se empiezan a vislumbrar dudas. Tanto que no pocos se plantean si sería necesario, en ese caso, incluso un cambio de dibujo se debería prescindir de esa figura y jugar con dos arriba. El puzzle lo tiene sobre la mesa Álvaro Cervera y a buen seguro que ya busca soluciones.