El 2015 fue difícil. Reponerse del gran varapalo que supuso no ascender ante Real Oviedo y Bilbao Athletic fue complicado, pero como bien demostraron club y afición, unidos se pueden superar retos. Nueva plantilla, nuevas ilusiones y el mismo objetivo de siempre: el deseado ascenso a Segunda División. Muchos altibajos, muchos baches que superar, pero, al final y pese a todo, el Cádiz abandonó el año en la cuarta posición tras perder por dos a cero en La Condomina ante el UCAM Murcia, como no podía ser de otra manera para cerrar un año que había que olvidar. Las sensaciones no eran las mejores, pero la ilusión permaneció. Como siempre. Desde siempre. Hasta siempre.

No hubo que esperar mucho para ver fútbol después de las Campanadas. Casi regresó con la duodécima campanada. El 3 de enero vencía por dos goles a cero al Real Jaén en el Ramón de Carranza. Güiza y Álvaro García pusieron los goles de la primera victoria del año. Dosis de esperanza. Un inconmensurable Dani Güiza volvió a aparecer una semana después para empatar el partido ante el Recreativo de Huelva y asistir a Lolo Plá para completar la remontada. Los cadistas entraban con buen pie en el 2016. Tanto que, el 17 de enero, el defensa central Migue debutaba con gol en Cartagonova para dar la victoria y alzar al equipo a la segunda plaza.

Las derrotas ante Granada B en Carranza y el fatídico gol en el descuento del Algeciras en el Nuevo Mirador hicieron saltar las alarmas en la navegación amarilla. Las miradas comenzaban a apuntar con más fuerza que nunca a Claudio Barragán. El crédito de su cuenta comenzaba a disminuir y cada vez quedaba menos. La contundente victoria por 3-0 al Marbella, empate 2-2 en Villanueva de la Serena y 1-1 en Carranza ante La Hoya Lorca ‘in extremis’ devolvieron esperanza a una afición desconfiada. El Cádiz no terminaba de convencer. Pese a estar el cuarto clasificado con 46 puntos, a siete de La Hoya Lorca, quinto clasificado, el ascenso se veía muy pero que muy lejano.