Nadie se lo esperaba, al igual que nadie fue capaz de buscar explicaciones cuando ocurrió. Lo que semanas atrás tanto se temía y parecía alejarse, se acabó cumpliendo. Como si de intentar arrancar un coche metiendo la quinta marcha se tratara, el Cádiz se caló. No arrancaba. Inmóvil y sin capacidad de reaccionar. El 27 de marzo, en la Ciudad Deportiva Luis del Sol ante el Betis B, penúltimo en la tabla clasificatoria, se rompió la racha de cuajo. Bajón.

Pese a adelantarse en el marcador el equipo amarillo gracias a un gol de Dani Güiza en el 23, una serie de catástrofes producidos en la segunda parte hizo del guion una bola y la tiró por la ventana. El delantero jerezano fallaba un penalti y, minutos después, Juanma marcaba de penalti para el filial bético, haciendo Loren el dos a uno tan solo un minuto después. Jarro de agua fría en la espalda de un Cádiz que en el 78 perdía 3-1. De nuevo Loren hizo de las suyas. Servando hizo el 3-2 en el 87, no logrando empatar y rompiéndose la racha y el buen estado de forma. Inexplicable.

Tener que jugar de nuevo como visitante no le hizo bien al equipo gaditano, que no logró reponerse de un partido que dejó marcada psicológicamente a la plantilla. Güiza, al único que no le afectó el varapalo, volvía a adelantar al equipo amarillo en La Línea una semana después, remontando la Balona con goles de Stoichkov y Juampe, perdiendo la tercera posición. Aquellas miradas que se habían desviado hacia la fase de ascenso se transformaban en fuertes focos que volvían a señalar la credibilidad de un Claudio Barragán que intentaba sin éxito encontrar la forma de arreglar los cables de una máquina estropeada.

Ante el Sevilla Atlético, Dani Güiza salvaba los muebles al poner el empate para contrarrestar un gol de Borja Lasso. Mala imagen del Cádiz. El entrenador ilicitano se encontraba en el centro de una cuerda floja que se tambaleaba y se jugaría el puesto en el estadio de los Juegos del Mediterráneo ante otro filial, el Almería B. Allí, en el partido correspondiente a la 34ª jornada disputado el 17 de abril, Hicham adelantaba a los franjirrojos al internarse en el área, aprovechándose de la pasividad defensiva. Aunque Álvaro García daba esperanzas haciendo un golazo desde la frontal para poner las tablas, Montero hacía el 2-1 definitivo a falta de cinco minutos para el final. Como consecuencia, el equipo cadista se colocaba a seis puntos del quinto clasificado y la dirección deportiva optaba por cesar a Claudio Barragán. Fin de un ciclo. De una etapa.