La Crónica Daltónica: Cádiz C.F. 0 - Sporting 1

 

José Manuel Ramos «Pichili» / PortalCadista.com

Hay frases famosas que quedan para la posteridad, como la que le dijo Descartes –el filósofo más apreciado por la directiva cadista, ya que todos sus fichajes suelen serlo- a su caballo reprendiéndole cuando, por segunda vez, el noble bruto intentaba llevarse algo a la boca durante la carrera del Grand National: “Ahora no. Pienso luego, insisto.”

Otra famosa, sacada de los evangelios apócrifos, que dice “Dad al César lo que es del César o se va para el Córdoba”. Pues llévate a un par de ellos contigo.

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El partido se presentaba para los optimistas del Cádiz como la última oportunidad de engancharse a los puestos de arriba en unas absurdas cuentas de la lechera, olvidando que la lechera era de la central lechera asturiana y venía con una partida adulterada, cual aceite de girasol. Mala leche. No obstante lo cual, el Cádiz salió a por todas.

El antisporting de Gijón se presentaba de rojo, sin duda por la vergüenza que deben sentir por el hurto de uso que practicaron en Carranza con la aquiescencia del trencilla gijonés Gardeazábal Gómez, y digo trencilla porque está claro que este hombre no es colegiado, vamos, que nunca ha ido a un colegio, porque el penalti que se traga en la primera parte no es de libro sino de enciclopedia británica. Sus conocimientos de arbitraje los adquirió por ciencia infusa.

Los nosecuántos mil y pico de espectadores que acudimos a Carranza (lamento no poder dar este importantísimo dato que, por olvido, no facilitaron los marcadores simultáneos de Carranza) nos las prometíamos felices viendo el juego de los de Raúl Procopio, que le ha dado la vuelta como un calcetín a este grupo de haraganes haciendo que parezca hasta un equipo de fútbol. El Cádiz trenzaba jugadas y se acercaba con peligro.

Mientras, los de Preciado hacían un juego preciosista de cara a la galería…a la galería preciado porque más malo, feo y antipático no puede ser.

En el minuto 35 se produce la jugada polémica con un patadón del portero Roberto a Enriquinho en su salsa dentro del área que provoca el penalti y expulsión. El portero toma el camino de los vestuarios pero el árbitro se va para él, le dice que no sea más malo y que no lo vuelva a hacer nunca nunca más y que por esta vez no va a pasar nada pero que para la próxima no va a ser tan condescendiente y se lo dirá a sus padres o tutores. Y pita saque de puerta. Enriquinho queda lesionado y al poco rato es cambiado por Manu Barreiro. Buenos camiones.

Como “Asturias es España y el resto tierra conquistada” en el 718 contra los moros y con las “bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones” en 1812 contra los franceses, estamos en paz y el resultado más justo es el empate.

Así nos vamos al descanso. La gente despide al árbitro de forma errónea, llamándolo Ramón, cuando en realidad se llama ¡iiiiiiinnnnnnn Gorkaaaaab….!!

Raúl Procopio dio las riendas del equipo al cerebro Miguel Patada a Seguir, que salió en el segundo tiempo con la idea –una sola, porque no da para más- muy clara, pero enseguida se le olvidó y le pega un patadón por detrás en el centro del campo y a dos metros del árbitro a un contrario, provocando una simpática auto expulsión. Es una lástima pero para el próximo partido nos quedaremos sin esa sinfonía de creación en el centro del campo que es la dupla Bezares-Miguel.

A renglón seguido, o sea, justo el que va por debajo de este en el que estoy escribiendo, Diego Castro se va en un palmo de Cristian-no Ronaldo, le hace una cachita a Natalio que pasaba por allí despistado y marca un golazo de categoría si no fuera porque irse de Cristian-no Ronaldo no tiene ningún mérito y lo hacen todos los extremos izquierdos de la categoría un domingo sí y un sábado también. Este hace bueno hasta a Sastre, que dio un salto de calidad yéndose al Gijón hace ya un montón de años y de allí no se ha movido. Lógico. Vaya salto y vaya calidad.

El famoso locutor inglés Pheodosius Largas-Manduca, de Apendi City, en el condado de Pork, lo cantaba así para la cadena ESTAR: “¡Esparra-go-l en Carranza! ¡Esparragool del Sporting! Cero a uno, ¡Esparragoooool de Castro! Esparragol patrocinado por Albóndigas Sobaqueras, las más mejores, las más caseras”. ¡Qué obsesión!

Si difícil es jugar con uno menos, hacerlo contra tres más ya resulta imposible y a cada intento del Cádiz por jugarla, el de negro saino pitaba falta. Y falta, y falta, y falta. Como dijo el Gallo: “lo que no pué ser no pué ser y además es imposible”.

Aún así, jugando con uno más, el anti-sporting de Gijón, -equipo de un bonito pueblo costero cercano a la capital de Asturias, o sea, Cangas de Onis- se dedicaba a hacer lo que sabe, cocear al contrario, y por eso, cuando ya está todo el pescado vendido, su colega-ado expulsa a Raúl Cámara. Pero para disimular nada más, sin maldad. De ahí al final, falta y falta y falta y falta contra el Cádiz.

En cuanto al sporting de Gijón, tengo que reconocer que “reconocer” es un palíndromo, o sea, una palabra capicúa. No, en serio, que yo creo que no van a tener problemas con el descenso, con el descenso del Sella porque lo que es ascender, pffff muy poquito han demostrado aquí. Pero vamos, que eso es como la leche, que todo lo que sube…

Nos quedamos con la entrega del Cádiz, con su lucha, con su actitud, con su pundonor y a ver si nos quedamos con alguna camiseta de este año. Todos terminaron exhaustos. Exhaustamente a las siete menos cuarto.

Los que antes parecían muy malos y sin sangre ahora corren, luchan e intentan jugarla. ¿La clave? Hace muchos muchos años los viernes por la noche en la segunda cadena.

Total, que se acabó el sueño de los optimistas. A ver si se van sentando las bases y se invierte de verdad en un nuevo proyecto y nos gastamos el dinerito que, como diría Calderón de la Barca –antepasado de nuestro anterior entrenador- “la vida es sueño y los dueños, dueños son, don Muñoz”.

Abrazos cadistas.

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