La Crónica Daltónica (desde otro color): Cádiz CF 1 - Real Unión 0
Todo comenzó el pasado lunes 11 de los corrientes, a las 16:30 horas, cuando a través de los micrófonos y pantallas de Onda Cádiz pudimos escuchar el sorteo de la fase de ascenso a la liga Adelante, cuyos momentos más trascendentes para el cadismo reproducimos aquí por el bien de la humanidad:
“Don Muñoz coge la bolita, avanza con la derecha, la pone en las manos del de la federación.…. Cádiz ... contra……. ¡Cartagena!”. “¿Cartagena, Antonio?” ... No, no, espera…. No. Han dicho Carta a Gema. Querida Gema, dos puntos. Perdón, ha hecho sin maldá. A ver, ahora. Cádiz….¡Alcoyano, Nacho! ¿Alcoyano, Antonio? No, no, espera…. No, que al collá no le deis más jalones que me estáis dejando el cuello esmorecío. ¡Atención!, Cádiz…. ¡Irán! Yo no sabía que había un país jugando en la segunda be, ¿eso vale, Ramoooon? Ah, Irún. Es que aquí hablan tan bajito… Cádiz-Real Unión de Irún”.
Desde primeras horas de la mañana la ciudad se engalanaba con los colores cadistas, banderas en los balcones, niños con las caritas pintadas, veteranos embutidos en camisetas amarillas luciendo barriguita cervecera, pibones impresionantes con sus ceñidas camisolas cadistas capaces de desconcentrar al más pintado, en fin, todos preparados para la fiesta. En lo personal, tengo que confesarles que no ha sido un día fácil ya que tuve que elegir entre ponerme la camiseta del Caquique Medina -camiseta que no sabe lo que es un gol en Carranza, como su propio nombre indica- o lucir la de Abraham “Poste” Paz. Al final me decanté por la del Cacique, porque alguna vez tenía que ser.
La afición, de diez como siempre, sabía de la importancia del choque y estaba claro que por ellos no iba a ser, así que convirtió Carranza en el infierno que tenía que ser para los jugadores del equipo fronterizo, creando un ambientazo sin parangón y presionando en buena lid en todo momento al rival, que no enemigo. Hasta mi amigo Miguelito se ha gastado unos euros y se ha acercado por Carranza. Eso tiene mucho merito, teniendo en cuenta que el Migue está más perdido en el fútbol que Soraya en Eurovisión. ¡Lo que hacemos por los hijos!
El Real Unión de Irún saltó al terreno de juego con un bonito a la par que sencillo uniforme prêt-à-porter, compuesto por camiseta rojinegra a rayas horizontales, calzonas negras y medias ya no me acuerdo, intentando, en balde, confundir al personal que los esperaba con su camiseta blanca. El Cádiz, por el contrario, saltó al terreno de juego como sabe hacerlo, o sea, cuando ponen el himno por megafonía.
El partido estaba programado en principio a las nueve y cuarto de la noche ya que el Real Unión iba a realizar el pasillo de los campeones al Cádiz y luego el Cádiz hacer lo mismo con el Real Unión y luego otra vez, y ahora que si vosotros primero, no que vosotros, total, que al final decidieron dejarse de tonterías de pasillos y empezar antes, que estamos gastando mucha luz con la crisis que hay.
En los primeros compases, o sea, “ele”, “arsa” y “amonó”, el equipo irundarra llevó el mando del partido pero el primero en golpear –y de qué manera- fue el Cádiz. Minuto Once. Minuto (de) Mágico. Falta que bota en corto Caballero, pasa a Fragoso que mete un pase en profundidad a Enriquinho –el rey de la trompiquinha- que centra a Toedtli para que Mariano I El Grande remate al fondo de las mallas de un perfecto cabezazo. Golazo de jugada ensayada. Jugada completa, jugada Comansi.
A partir del gol, el Cádiz estuvo a verlas venir y el Real Unión a venirlas a ver. Los irundarras no daban crédito -y los bancos tampoco- a que el Cádiz les hubiera ganado la partida en el balón parado, justo su fuerte. El mío, también era Comansi.
A pesar del uno a cero, las incursiones guipuzcoanas brillaban por su ausencia y continuaban con un toque en el centro del campo que no incomodaba la meta bien defendida por Casi-Casillas, que se mostró segurísimo toda la noche.
En algunas fases del encuentro el juego irundarra rayaba al límite del reglamento. Fruto de las fuertes entradas, en el minuto 30 Raúl López tuvo que abandonar el partido, siendo sustituido por un inconmensurable Cifuentes, que está pidiendo a gritos su renovación. Reproducimos en exclusiva el momento exacto en el que Dani Cifuentes realiza la petición: “¡RENOVARME, CARAJO!”.
El dominio cadista pudo lograr su fruto con un segundo gol que a punto estuvo de llegar en otra jugada a balón parado y en un corner en el que el despeje de un defensa irunés se estrella en la madera de su portería. Con lo bien que hubiera venido un auto-gol y el consiguiente “¡carajote, carajote!” con el que la afición hubiera obsequiado al bravo defensa...
Descanso. Quillo, qué tensión. Vamos a tomarnos algo. Pídeme una tilita. Nada más comenzar la segunda parte Mansilla, el Ké?Haiser de la Bahia, estuvo a punto de empatar en un mal despeje a corner. Pero hubiera sido injusto, teniendo en cuenta el partidazo que se estaba marcando el espigado defensa cadista.
El partido no tenía un claro dominador, y los equipos se respetaban demasiado como para provocar acercamientos nítidos a las metas rivales, aunque hay que agradecer especialmente el detalle que tuvo Aitor Sanz que realizó dos entraditas en menos de diez minutos que le acarrearon sendas tarjetas amarillas. Ea, uno menos. Tranquilidad.
Gracia movió banquillo y dio entrada a Fran Cortés por Enriquinho -que no tuvo su tarde- y Rubiato por un desentonado Caballero andante.
Pudo llegar el dos a cero en un centro envenenado de Cortés, que peinó Ormazábal y pasó lamiendo el poste. Slups.
El Real Unión terminó el partido con nueve por expulsión del lateral izquierdo, que ya tenía que haber abandonado el partido en la primera parte por varias incompresibles entradas a Enriquinho.
De ahí al final, pérdidas lógicas de tiempo irunesas y nervios excesivos del Cádiz que no supo machacar.
El equipo irundarra se mostró como un conjunto aguerrido, con cierto manejo de la pelota, aunque en ningún momento pareció el Liverpool, el Manchester United, o, ni siquiera, el Barcelona que nos había vendido el amigo Iñaki Alonso. Hombre, a mí me dio la impresión de que se trata de un buen equipito de segunda be, pero exactamente eso, igual que el Cádiz, pero una mijita más malo.
Total, que fin del partido. Ventaja cadista. Para los que piensan que el uno a cero es un resultado muy corto, decirles que claro, cojones, que más corto que el uno a cero no hay ninguno. Pero vamos, que más corta es la calle Aurelio Sellé, con lo bien que cantaba ese hombre.
Quedan noventa minutos y muchas posibilidades de volver a segunda A. Si somos capaces de marcar un gol en el Gal Stadium o mantenemos la portería como el arquitecto de la Catedral, Acero. No soy supersticioso peor voy lavando la camiseta del Mágico, que esa es la de los empates y con uno nos vale.
Abrazos cadistas.
José Manuel Ramos «Pichili»